La economía de Irán puede soportar las sanciones de la ONU

La economía de Irán está en condiciones de sobrevivir a las sanciones económicas impuestas por su programa nuclear, pero afronta peligros más importantes como una inflación elevada y costosas importaciones de gasolina, según los economistas. La economía iraní, muy dependiente de sus producción de petróleo, sufre sanciones económicas estadounidenses desde la revolución islámica de 1979. Sin embargo, con la ayuda de terceros países, Irán ha superado los problemas que ha intentado crearle el Gobierno de Estad, asegura el presidente de la compañía Atieh Group, Bijan Khajehpour. «El único impacto (de nuevas sanciones) será el aumento del coste de algunas importaciones», dijo. El Consejo de Seguridad concedió a Teherán un plazo que expira el jueves para suspender su enriquecimiento de uranio. En caso contrario, debería adoptar sanciones relativamente leves, que afectarán sobre todo a responsables del régimen. Según el economista Said Leylaz, sanciones más serias «no matarían la economía» y considera que «el enorme mercado iraní no puede ignorarse fácilmente», por lo que prevé que es «difícil aplicar sanciones». «Si fuese el caso, será progresivo», dijo. El verdadero peligro para Irán, segundo productor de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (Opep) se sitúa en su inflación. En marzo, el presidente Mahmud Ahmadinejad, anunció un presupuesto que prevé un alza de 25% de los gastos. El monto de las liquideces se establece oficialmente a 916.960 millardos de rials (unos 84.000 millones de euros), en alza de 36,8 % en un año, gracias al aumento de los ingresos del petróleo. El ministro de Economía, Davoud Danesh-Jafari, declaró que el «1% de alza de las liquideces hace aumentar la inflación en un 3%». El índice oficial de inflación se establece oficialmente en 10,2% en un año, pero estimaciones no oficiales lo sitúan casi al doble o más. Gasolina y subvenciones Su impacto sobre la población es amortiguado por una política de subvención de los bienes de primera necesidad, financiada por los ingresos del petróleo, cuya exportación debería dar a Irán 51.000 millones de euros en el año 2006/2007. El excedente de los ingresos obtenidos de la exportación del crudo es colocado en un fondo de estabilización petrolera cuya utilización es teóricamente limitada para apoyar al sector privado o a la economía en caso de una caída de los precios. No obstante, el Gobierno precedente, lo mismo que el actual, recurrió a este fondo para otro tipo de gastos, en particular para la compra de gasolina. Cuarto productor de petróleo en el mundo, Irán es también uno de los mayores importadores de gasolina, por falta de capacidad de refinado suficiente para responder a la demanda que crece un 10% por año. El país importa el 40% de sus necesidades en gasolina, lo que ya le ha costado 2.100 millones de euros en el primer semestre de este año, y subvenciona su venta por un coste anual de 9.157 millones de euros. Por falta de inversiones y con un control estatal de la economía cercano al 80%, ésta apenas puede dar trabajo a los jóvenes. El índice de desempleo oficial está por encima del 11 % y de 21% en el caso de los jóvenes, pero los expertos independientes creen que realmente lo duplica o triplica. En este panorama, Irán sigue sin dar señales de ceder a las presiones y amenazas de sanciones por la comunidad internacional, y mantendrá su controvertido programa de enriquecimiento de uranio, según el último informe de la OIEA, el organismo de la energía atómica de la ONU, divulgado ayer en Viena.