Afirmó que en la selección de fútbol no debería haber tantos negros
El ministro John Reid, en el punto de mira conservador El Sinn Fein decide hoy en un congreso si da el último paso en el proceso de paz Expulsan del partido socialista galo a un alto cargo, por racista
También criticó a los argelinos que junto a los franceses lucharon en la guerra de la independencia
Royal a su llegada a un acto público en el Caribe francés
El que fuera candidato a suceder al primer ministro Tony Blair en Downing Street y actual ministro de Interior, John Reid, puede tener sus días contados en el cargo y en la carrera política. Ayer volvió ser objeto de críticas e incluso David Davis, encargado de cuestiones de Interior en el Partido Conservador, pidió su dimisión tras conocerse que no se habían aplicado todas las restricciones aduaneras impuestas judicialmente con-tra narcotraficantes. Alrededor de 150 de narcos han podido salir y entrar en el Reino Unido tras los errores cometidos por el Servicio de Identidad y Pasaportes. Y se cree que quince huyeron del país. El día anterior se supo que Reid había enviado una carta a los jueces británicos pidiendo que sólo envíen a prisión a los criminales cuando sea estrictamente necesario, por la falta de espacio en las prisiones. Aumento población reclusa En las cárceles del Reino Unido hay casi 80.000 reos, un 25% más que cuando los laboristas llegaron al poder en 1997. Como consecuencia de la decisión de Reid, el jueves pasado, un juez en Gales dejó en suspenso una sentencia de seis meses de cárcel contra un hombre culpable de descargar pornografía infantil de Internet. El juez indicó que «hubiera deseado haber aplicado una sentencia ejemplar, pero no tengo más remedio que acatar la circular ministerial», en la que se pide a los magistrados que envíen a la cárcel sólo a los delincuentes más peligrosos. El viernes dimitió el respon-sable del Consejo de Justicia Juvenil, Rod Morgan, tras de-nunciar que el número de jóve-nes reclusos ha aumentado en un 26% en los últimos tres años. El motivo, la decisión de Reid de encarcelar a los jóvenes que incumplen la llamada Orden de Comportamiento Antisocial, que tiene carácter administrativo y no penal. En opinión de Morgan, esto es peor porque en vez de rehabilitarse aprenden nuevas formas de delinquir. El Sinn Fein, el partido asociado con el IRA, dará hoy su último paso hacia la incorporación a la política constitucional. Sus delegados en un congreso especial, que se celebra en la Real Sociedad de Dublín, votarán una moción presentada por la Ejecutiva del partido que expresa su
y abre la puerta para el nombramiento de representantes en el Consejo de Policía y en los consejos de distrito. La moción señala que esa política se pondrá en marcha
y la Ejecutiva se asegure de que la responsabilidad sobre la Policía y la Justicia serán transferidas al Gobierno autonómico. Las vicisitudes de este último paso ilustran las incertidumbres pendientes del largo proceso. No porque el resultado de la votación esté en duda. Un rasgo distintivo del liderazgo de Gerry Adams es que avanza sólo cuando tiene el apoyo de la inmensa mayoría. La incertidumbre se debe a que no hay seguridad sobre qué ocurrirá tras el apoyo del Sinn Fein al Servicio de PSNI. Siguiendo los criterios públicamente expresados por la candidata presidencial Ségolène Royal, el Partido Socialista decidió ayer expulsar a uno de sus miembros históricos, por comentarios racistas. Se trata de Georges Frêche, presidente de la región de Languedoc-Roussillon, quien comprometió en noviembre a todo el partido al bromear con desprecio sobre el excesivo número de jugadores negros en la selección francesa de fútbol. Un comentario tachado de fascista y ampliamente utilizado por la derecha de Nicolas Sarkozy para atacar a los socialistas. La decisión la tomó la comisión de conflictos reunida ayer en París. Las declaraciones de Frêche provocaron en su momento una ola de indignación que llegó hasta el Palacio del Elíseo: «En este equipo hay nueve negros sobre once jugadores. Lo normal sería que hubiera tres o cuatro, sería el reflejo de la sociedad». Por si hubieran quedado dudas, el siempre polémico presidente regional remató: «Me da vergüenza este país, pronto habrá once negros». Aunque Royal no ha querido comentar la decisión que ella misma había defendido, uno de sus colaboradores admitió que se trata de «una situación muy desagradable para el Partido Socialista, que no puede tener en sus filas a alguien que mantiene semejantes opiniones». Con casi un año de retraso, la comisión de conflictos le multó además con 15.000 euros por otra desafortunada opinión con tintes racistas: Frêche había calificado de «infrahumanos» a los argelinos que lucharon con las tropas francesas en la guerra de la independencia de Argelia. Fue en una ceremonia pública y la justicia abrió un ex-pediente por «injuria hacia un grupo de personas en razón de su pertenencia a una etnia». Frêche no ha hecho propósito de enmienda. Al contrario, cargado de razón, acusó a la dirección del partido de estalinismo por montarle «un proceso de inquisición». «Ofrecen mi cabeza al pueblo esperando ganar algunos votos en los departamentos de ultramar». SOS Racismo ha aplaudido la expulsión de este miembro fundador del Partido Socialista Francés con la lengua demasiado larga al referirse a los inmigrantes. A sus 68 años y tras casi 40 como alcalde de Montpellier, no parece de mo-mento dispuesto a dimitir como presidente regional. La comisión del PS tomó la decisión por unanimidad, con-vencida de que sus opiniones «no son compatibles con los valores de igualdad y respeto a los derechos humanos que suponen desde siempre el compromiso del partido y de los valores constitucionales de la República».
