Chirac minimiza la amenaza nuclear iraní y luego se retracta

El presidente francés, Jacques Chirac, ha metido la pata. En una entrevista concedida a tres periódicos, dos de ellos estadounidenses, minimizó el riesgo de que Irán pudiera contar con la bomba nuclear argumentando que en caso de dispararla contra Israel, Teherán sería arrasado. Unas declaraciones que han provocado la sorpresa de Washington y que el Gobierno y el palacio del Elíseo se han apresurado a rectificar. La condición de Francia de miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU y su carácter de potencia nuclear añaden gravedad a estas manifestaciones. Uno de los periodistas describe a Chirac casi «convaleciente» del accidente cerebrovascular que en septiembre del 2005 hizo temer por su vida: las manos temblorosas, consultas constantes a sus notas en letras enormes y momentos en blanco de los que lo salvan sus consejeros. Rectificación aceptada Pero la Casa Blanca dio ayer por buena la rectificación oficial. Un comunicado del Elíseo recalcó que «la posición de Francia no ha cambiado» y que «con el resto de la comunidad internacional no puede aceptar la perspectiva de un Irán dotado del arma nuclear». Las palabras del presidente obedecerían a «su razonamiento esquemático» y la polémica «sería vergonzosa», añade. Según la versión de The Herald Tribune , The New York Times y el semanario francés Le Nouvel Observateur , en la entrevista, Chirac comienza calificando como «muy peligrosa» la negativa iraní a detener la producción de uranio enriquecido. Pero a continuación añade que «no sería peligroso que tuviera una bomba nuclear». El presidente sigue su razonamiento: «¿Dónde enviaría Irán esa bomba? ¿Sobre Israel? No subiría ni 200 metros en la atmósfera antes de que Teherán fuera arrasado». Grabadora apagada Al día siguiente, el propio Chirac quiso puntualizar y aseguró que pensaba que esa parte de la entrevista, concedida para hablar del cambio climático, era confidencial (con la grabadora apagada). El primer ministro, Dominique de Villepin, quiso zanjar el embrollo desde Bucarest y recalcó que la posición de Francia es «conocida y constante». Pero la oposición socialista no está dispuesta a dejar pasar la ocasión, después del vapuleo que recibió su candidata presidencial, Ségolène Royal, cuando se mostró contraria a que Irán tuviera acceso a la energía nuclear para uso civil. «¿Qué le dirían si ella hubiera cometido esta falta diplomática muy grave?», se preguntaba indignado Jack Lang. El grupo parlamentario ha pedido la comparecencia urgente en la Asamblea Nacional de los ministros de Defensa y Exteriores.