Diario de León

| Análisis | Consecuencias a una derrota |

El fin del movimiento de Arafat

Publicado por
Ángela Rodicio
León

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Al Fatah, La Victoria, el movimiento creado en 1964 por Yaser Arafat, tiene poco que celebrar. Su estruendosa derrota en Gaza a manos de Hamás será tan determinante para la historia a corto plazo de los palestinos como lo han sido las dos primeras intifadas. Ahora estamos ante la génesis de la tercera. Solo que ésta ha estallado en forma de lucha fratricida. De Gaza se extenderá de otra forma, en principio de menor intensidad, a Cisjordania. Después, superará sus límites geográficos más inmediatos. En realidad, ya lo ha hecho. «La actual lucha entre Hamás y Al Fatah ha traspasado lo meramente irresponsable para entrar en la realidad de una pérdida existencial para los árabes -escribía ayer en su editorial el diario libanés progresista Dailystar-. Hay algo particularmente importante sobre las luchas internas palestinas que trasciende cualquier comparación con otras situaciones paralelas en lugares como Líbano o Irak. Palestina es la causa que no ha dejado de resonar, en las últimas seis décadas, en todos los países árabes». El común denominador de los comentarios en la prensa árabe es el del lamento por un proceso que puede llevar a la autodestrucción nacional de la causa palestina, a deslegitimarla. El jueves, una web próxima a Hamás mostraba cómo se había asesinado a Samish Madhun, un jefe de inteligencia de Fatah en Gaza. Días antes se había hecho circular una lista del grupo integrista con 20 nombres de dirigentes de Fatah. De ellos, cuatro han sido ya eliminados. El número uno, Mohamed Dahlan, el temible militar educado en Irak, ha huido a Egipto con Mohamed Rashid, el banquero de Arafat. Viven en la opulencia, según se rumorea en Gaza. En los últimos días, los jefes militares de Fatah han estado impartiendo órdenes por los teléfonos móviles. Desde Ramala, fundamentalmente. «Las guerras no se ganan por teléfono», se lamentaba uno de los responsables de La Victoria, en las últimas horas antes de rendirse a Hamás. Gaza ha pasado a llamarse Hamastán. La corrupción, la represión y la injusticia de Fatah, les ha proporcionado apoyo popular. Como haberse convertido en la única fuente de servicios sociales: escuelas, hospitales, comida, desde que en enero del 2006 ganasen por mayoría absoluta unas elecciones libres y limpias que, ni la comunidad internacional, ni Israel, han querido reconocer. Un alto funcionario de la ONU critica en un informe confidencial que al haber estigmatizado el Gobierno de Hamás se ha hecho un flaco favor a Fatah. Ahora Occidente ha tomado su defensa. Demasiado tarde.

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