Diario de León

Ambas delegaciones hablan de «éxito» pero lo cierto es que los dos se mantienen inamovibles OPINIÓN

Marruecos y el Frente Polisario se volverán a ver las caras en agosto «Cumplir el expediente»

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Joaquim Utset ENRIQUE VÁZQUEZ - manhasset (long island)
León

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Marruecos y el Frente Polisario consideraro un «éxito» la reanudación tras siete años de sus negociaciones sobre el futuro del Sahara Occidental y acordaron, junto a la ONU, volver a encontrarse en agosto. Ambas partes cerraron dos días de contactos enclaustrados en el complejo Greentree, en Mahasset, con un mensaje de optimismo por haber reanudado un diálogo estancado desde su anterior encuentro en 2000 en Londres, aunque no lograron acercar sus posiciones. El mediador en las negociaciones y enviado personal del secretario general al Sahara Occidental, Peter Van Walsum, anunció en un comunicado que las dos partes reanudarán sus conversaciones en la segunda semana de agosto en el mismo lugar, y como en esta ocasión asistirán Argelia y Mauritania como países vecinos. Pese a ese anuncio, las posiciones de ambas partes permanecen en apariencia inamovibles. Marruecos mantiene que el plan que presentó en abril de conceder una autonomía al territorio sigue siendo la única salida viable al conflicto, en tanto que el Frente Polisario insiste en que su objetivo es la autodeterminación. En una conferencia de prensa posterior a la conclusión de la cita, el ministro marroquí del Interior y jefe de la delegación de su país, Chakib Benmusa, consideró el plan autonómico «la única solución realista». «Marruecos está determinado a seguir adelante en este proceso para asegurarnos el éxito a su conclusión y alcanzar una solución que nos permita salir del actual estancamiento y romper con el legado negativo del pasado», agregó. Indicó que la propuesta marroquí es un paso adelante después de los fracasados intentos de la ONU en la década pasada por celebrar un referéndum de autodeterminación en la antigua colonia española. TECNICAMENTE en la versión marroquí de la negociación, sería posible que el pueblo saharaui se autodeterminara eligiendo un status de autonomía bajo soberanía del Reino y, así, Rabat cumpliría formalmente con el mandato de las Naciones Unidas sobre el porvenir del Sáhara occidental que es un asunto de descolonización pendiente. Si, como es sabido, el Frente Polisario solo entiende la autodeterminación como descolonización, el encuentro constructivo de las dos partes cerca de Nueva York el lunes y martes no tenía posibilidad alguna de ser útil, pero las dos partes acudieron allí y cada uno fue a cumplir un expediente: el que pasaba, antes que nada, por atender la amable exhortación del Consejo de Seguridad de la ONU que el 30 de abril emitió una resolución proponiendo una negociación (y no meramente conversaciones) entre los contendientes. Para Rabat había ciertas dificultades conceptuales salvadas con el expediente mencionado: no se puede ni considerar siquiera que el territorio no sea parte de Marruecos (el fondo del argumento por el que fue rechazado el plan «Baker II») pero se puede aceptar que la antigua provincia española tenga un cierto estatuto especial y autogobierno en materias administrativas y algunas incluso de cierto perfume político. Marruecos se las ha ingeniado para meter el contencioso en el gran juego mundial y su expresión más problemática a día de hoy: el auge del islamismo político y la lucha contra el terrorismo y se ha ofrecido a Washington para lo que convenga. Y lo que conviene es asentar, material y políticamente, en sitio seguro, el AfriCom, el nuevo mando creado para luchar contra Al-Qaeda en Africa, especialmente en el Sahel, desgajado operacionalmente del Central Command, del que depende ahora. Rabat se ha ofrecido y tiene todas las papeletas de la rifa. Un nutrido grupo de legisladores americanos ha propuesto ya que la solución autonómica sea asumida como la política oficial de su gobierno y, por tanto, defendida así en la ONU. Un cambio cualitativo que Rabat se ha ganado con una labor de lobby en Washington que todo el mundo reconoce. Pero que no cambia nada en el fondo: de hecho, la negociación de Manhsasset solo ha servido para confirmar el punto muerto y la vigencia del statu quo aderezado en tono constructivo con el compromiso de celebrar otra reunión en la segunda quincena de agosto. Algo es algo

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