Diario de León

En la primera jornada que auspicia la FAO las divergencias marcaron los discursos oficiales

Las causas de la crisis alimentaria enfrentan a los líderes mundiales

Los biocombustibles y su influencia actual en el mundo sirvió para ver posiciones muy enfrentadas

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efe | roma

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La actual crisis alimentaria amenaza a todos los países, incluidos los ricos, pero no hay coincidencia para determinar sus causas, lo que dificulta la búsqueda de soluciones, según se pusode manifiesto en la cumbre convocada por la FAO para afrontar el alto precio de los alimentos. El director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), Jaques Diouf, fue el primero en advertir que la crisis alimentaria va más allá de la dimensión humanitaria tradicional y afecta a todos los países, incluidos los desarrollados. Diouf indicó que el camino para salir de la crisis es invertir 30.000 millones de dólares anuales en agricultura; una solución en la que coincidió el secretario general de la ONU, Ban ki Moon, al recordar que «el mundo necesita producir más comida». A la necesidad de invertir en la producción agrícola, se sumó el presidente francés, Nicolas Sarkozy, para quien es necesario potenciar la agricultura local en los países en desarrollo. Sin embargo, no todos se mostraron de acuerdo en que la producción agrícola sea el problema. La presidenta de Argentina, Cristina Férnandez, dijo que la causa de esta crisis es más bien de distribución, debido al oligopolio en el sector y al proteccionismo agrícola de los países ricos. Unas afirmaciones en las que coincidió el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, quien dijo que «la actual crisis mundial de alimentos es, antes que nada, una crisis de distribución» y de proteccionismo. Precisamente, el etanol y el resto de los biocombustibles es una de las causas que algunos consideran clave en el alza de los precios en los alimentos. El presidente de Egipto, Hosni Mubarak, pidió por ese motivo la creación de un «código de conducta internacional», que «reconsidere la actual expansión de la producción de los biocombustibles» y «establezca las normas para el uso responsable de las cosechas, como alimento para los seres humanos, no como combustible para los motores».

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