Diario de León

| Análisis | Una izquierda diezmada |

¿Gobierno de derecha o de extrema derecha?

Israel se debate entre ambas opciones tras el anuncio del Partido Laborista, de que formará parte de la oposición

Publicado por
Alberto Masegosa
León

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jerusalén

Israel se debate entre un gobierno de derecha y uno de extrema derecha tras el anuncio por la principal formación política de izquierda, el Partido Laborista, de que pasará a formar parte de la oposición.

La decisión deja al centrista Kadima sin opción de encabezar una mayoría de centro izquierda y con la única alternativa de integrar -”y atemperar-” un ejecutivo en el que predominarán, en cualquier circunstancia, las fuerzas conservadoras.

Se trata de un panorama que era algo más que previsible tras el triunfo del bloque derechista en los comicios generales del martes, pero no por esperada viene a facilitar la complicada gestión de unos resultados electorales rocambolescos.

Pese a que en términos globales el bloque de centro y de izquierda es minoritario, el Kadima de Tzipi Livni fue el partido más votado al lograr 28 diputados, uno más que los 27 que obtuvo el conservador Likud de Benjamin Netanyahu.

Y Livni no renuncia a convertirse en primera ministra aunque sea de un ejecutivo de ineludible mayoría conservadora después de que haya arrojado la toalla el líder laborista Ehud Barak, su aliado natural y socio en el actual gabinete.

Para presidir el próximo ejecutivo, a Livni solo le queda la posibilidad de que apueste por ella en vez de por Netanyahu el ultra derechista Avigdor Lieberman, líder del tercer partido más representativo, el xenófobo Israel Beitenu.

Unirse a la coalición

Y que en ese caso Netanyahu se una a la coalición ante la perspectiva de verse obligado a recurrir a grupos de extrema derecha más pequeños y formaciones ultra ortodoxas que no garantizarían a su gobierno la más mínima estabilidad.

Pero Livni no lo tiene nada fácil.

En su propio partido han surgido voces -”como la de Shaul Mofaz, que perdió con Livni las primarias del Kadima-”, para que la formación centrista atienda al llamamiento de Netanyahu de integrar un «gobierno de unidad» liderado por el Likud.

El desenlace podría perfilarse la próxima semana, cuando el jefe del Estado, Simón Peres, comience sus consultas con los dirigentes de los diferentes partidos para conocer cual de los dos candidatos -”Livni o Netanyahu-” cuenta con más apoyo.

Dicho de otra manera, a cual de los dos encarga la formación de gobierno tras haber tenido más éxito en el esfuerzo por bloquear los posibles respaldos del otro en un sistema en el que la clave no es tanto ganar confianza como que la pierda el rival.

La diferencia no es mucha entre un gobierno de derecha con el Kadima en su seno, presidido o no por Livni, y uno de extrema derecha, dirigido por Netanyahu e integrado por el Likud y las formaciones de esa ideología del arco parlamentario.

Aunque para los palestinos el matiz puede tener importancia, más para la moderada Autoridad Nacional Palestina (ANP), del presidente Mahmud Abás e implantada en Cisjordania, y menos para el movimiento islamista Hamás, que controla la Franja de Gaza.

Estado palestino

Según la prensa local, la primera condición de Livni para integrar a Kadima en un gobierno presidido por Netanyahu es que se prosiga la negociación para crear un estado palestino bajo la autoridad de Abás, un proyecto que defiende con determinación.

La receptividad que el líder del Likud preste a la exigencia es, no obstante, una verdadera incógnita; Netanyahu se ha mostrado hasta ahora intransigente y opuesto a la concesión de soberanía a los territorios palestinos bajo ocupación israelí.

La presencia o ausencia de Kadima en el próximo ejecutivo no incidiría, sin embargo, en la política con Hamás; Livni argumentó desde el gobierno en favor de la reciente ofensiva en Gaza con el mismo ardor que la negociación con la ANP.

Y desde la oposición Netanyahu no le llevo la contraria en lo que respeta al movimiento islamista, excepto en un detalle: dijo que la ofensiva -”que costó la vida a 1.400 palestinos, la mayoría civiles-” había concluido «demasiado pronto».

Por tanto, tras el anuncio por la principal formación política de izquierda, el Partido Laborista, de que pasará a formar parte de la oposición, Israel se enfrenta a una dura negociación para decidir si quiere formar un gobierno de derechas od e extrema derecha.

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