Diario de León

Reportaje | A. caballero /l. urdiales

Zapatero no baja la ventanilla

El silencio del presidente ante el colectivo Sama-Velilla No se interpreta como la reafirmación definitiva al trazado de alta tensión que rechaza la montaña leonesa

El colectivo contra la Sama-Velilla, al poco de emprender su marcha del centro de León a La Virgen d

El colectivo contra la Sama-Velilla, al poco de emprender su marcha del centro de León a La Virgen d

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León

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Con los tejados de Riaño aún humeantes, la parábola tan presente de las porras y las charrascas bajo el brazo, que León ofrezca batalla al Gobierno a la entrada de un acuartelamiento de la fuerza pública parece una ironía del destino. En el pulso, este último tanteo entre leoneses y Estado, montañeses de León y Rodríguez Zapatero, medió la lluvia. Un aguacero disolvió la marcha -"performace-" que se fundó en un concurso de ideas y se resolvió con una procesión pacífica, una procesión de versos, una concatenación de orgullo. No hay respuesta para el León que se levanta. Globos verdes, camisas verdes, marcha verde. Se quedaron con la palabra en la boca. Sama-Velilla No recibió la callada por respuesta. En clave administrativa, mal rollo. La representación que el colectivo Salvemos la Montaña leonesa envió a La Virgen del Camino intuyó el paso presidencial camuflado en el cortejo de blindados todo terrero que en un parpadeo accedieron desde el cruce de la N-120 al interior del acuartelamiento del Grupo de Reserva y Seguridad de la Guardia Civil. «Igual miró y no quiso vernos», interpreta Camino Alonso, portavoz de Bodón y del consorcio ciudadano que ha armado la resistencia leonesa a base de informar sobre qué aporta a la vida cotidiana un tendido eléctrico de 800.000 voltios. Seis kilómetros después de emprender la marcha, la callada por respuesta. Los convencionalismo, estos silencios propios de quien manda desde que se instituyó oficialmente el vuelva usted mañana, aportan una lectura pesimista del desenlace. Si Zapatero hubiera bajado la ventanilla a la entrada del cuartel que iba a inaugurar, además de escuchar alegres tonos del Viva la Montaña, Viva, «habría dado a entender que la postura de este lado de la cordillera pesa tanto como la apuesta que ha hecho por los intereses de Asturias». Es la lectura del colectivo, que con paciencia acudió a la cita prometida. «Nos tendrá en cada acto que venga a León», recordaron después de que el cielo les aconsejara retirarse, con tanta lluvia y tanto elemento adverso. Es parte del pulso desigual que León mantiene con el Gobierno. De momento. Cinco años después, León sólo escucha silencios. Quien calla otorga. León entiende que lo de ayer es mitad callada, mitad cayada.

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