Diario de León

El agua de Riaño transforma regadío en Valladolid antes que en Payuelos

La Junta acelera la construcción de una balsa con 10 millones de metros cúbicos, alimentada desde el Esla, que pondrá en riego 17.000 hectáreas en Tierra de Campos

Embalse de Riaño, a rebosar; de sus reservas depende el éxito de la operación en Valladolid

Embalse de Riaño, a rebosar; de sus reservas depende el éxito de la operación en Valladolid

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l. urdiales | redacción
León

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Duerme en los cajones del Ministerio el proyecto de reforma agraria para las cuarenta mil hectáreas del sur de León, de las cuentas pendientes de las promesas que se usaron para cerrar Riaño; y avanza el plan de convertir en regadío 17.000 hectáreas de Valladolid y Palencia, gracias al agua del Esla, que aún -"un cuatro de siglo después-" no ha llegado a la tierra prometida de Payuelos.

El adelanto para la transformación de los secanos de la comarca de Campos en esas dos provincias castellanas conlleva obras e infraestructuras faraónicas, necesarias en la reversión de estepas cerealistas en un vergel que cambiará hasta la fisonomía del territorio. Apadrina el avance la Junta de Castilla y León, que ya tiene en papel oficial la orden de ocupación de terrenos, de expropiaciones forzosas, amparada en la declaración de interés del proyecto.

Esta operación se satisface al consolidar el trasvase de agua de Riaño al sistema del Carrión, a través de esa apertura del canal de Galleguillos. Una medida coyuntural que cada vez adquiere más pinta de perpetuarse en el tiempo, como los cauces fluviales. Se instalarán más de 40 kilómetros de tuberías para tapizar una red de riego alimentado por el agua de la montaña oriental leonesa para dar alcance a las 17.000 hectáreas, un agravio con el cono sur leonés, atascado en el tiempo, en proyectos nunca desarrollados, en declaraciones políticas vanas y en decretos gubernamentales vacíos de contenido. El último, impulsado por el Gobierno de Zapatero hace a penas tres años, daba por sentado que a estas alturas del 2010 el agua dejaría de llegar en condiciones precarias por los regueros que permitió la CHD en época de la presidencia de De la Guía, en los años 90, y que en la zona se asentaría ya un ejemplo de modernidad agraria: riego a la demanda para masas de tierra de 30, 50 o más de cien hectáreas, sin competencia en rentabilidad y producción. El tiempo se detiene para León pero corre en otros territorios donde se va a iniciar un proyecto estrella que acentúa la diferencia de trato y de apuesta administrativa, según el límite provincial: para poner en servicio las nuevas 17.000 hectáreas de riego en Tierra de Campos hace falta construir una balsa, un macroalmacén de agua, asentada sobre más de 130 hectáreas, para dar cabida a diez millones de metros cúbicos de agua (una equivalencia a la mitad de la reserva de Villameca). La magnitud de esta obra, que significa crear un semi embalse, una sucursal de la presa del Esla en medio de la meseta de Valladolid, resalta la voluntad política con el proyecto. «Si para traer el agua de Riaño al sur de León dependiéramos de esa estructura, no lo iban a ver nuestros ojos», se quejan los cultivadores del área baja de Payuelos, los mismos que esperan desde hace tres décadas ver agua por la arteria del canal Bajo de Payuelos.

Una balsa de este tipo esperan también en el Páramo, como alternativa a la sobre explotación de Luna.

Otra espera vana del campo leonés.

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