«Raro era el día que no había una torta»

El portavoz del grupo socialista en el Ayuntamiento de León, José Antonio Díez, abre su baúl de los recuerdos para León al sol con intención de ilustrar sus veranos infantiles. Debido a que carecía de pueblo, el político socialista disfrutaba de sus vacaciones en la sociedad recreativa la Venatoria. Rememora que comenzaba la temporada con mucha ilusión. En el club jugaba con sus hermanos y amigos, entre ellos los hermanos Quijano, desde primera hora de la mañana hasta entrada la tarde. Bañándose, practicando tenis o al frontón. «Jugábamos a fútbol sala, unos eran el Madrid y otros, del Barça. Raro era el día que no terminaba con una torta», recuerda bromeando Díez.

Los viernes por la noche tocaba discoteca, en ella se dio el primer beso, aunque asegura que «en aquella época estaba a otras cosas, no detrás de las chicas».

Casi siempre, a la hora de comer, se reunía con la familia en la piscina. Otras veces comía bocadillos con los amigos, «que nos prestaba mucho», comenta al respecto.

Recuerda los partidos de frontón y los baños junto a su padre. «Era una vida muy intensa, pasaba ahí todo el día», declara. Confiesa que no entendía lo de pasar el verano en el pueblo. «Qué aburrido ir al pueblo habiendo todo esto», pensaba de pequeño José Antonio. «Con el tiempo me di cuenta de que tener pueblo también estaba bien», cuenta entre risas.

Junto a sus amigos hacía bastantes trastadas. «Recién compradas las mesas de billar colocamos en el tapete una oruga y la aplastamos». Federico, empleado y «una institución» de la Venatoria, cuando les encontraba portándose mal, les amonestaba prohibiéndoles la entrada a la sociedad durante dos o tres días. «Raro era el chico que en verano no le echaban unos días», confiesa José Antonio. Como anécdota recuerda que un hombre al salir de la sauna en invierno se tiró a la piscina y estaba vacía. Aún hoy se acerca por la Venatoria siempre que puede. «Todo el mundo que vive fuera lo echa de menos».

guillermo otero

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