Diario de León

el testimonio de triana ante la jueza

«Mi madre venía desencajada y me mandó deshacerme de un bolso negro»

Triana Martínez sostuvo ante la jueza que el encuentro con Raquel fue casual.

El cadáver de Isabel Carrasco yace en el suelo pocos minutos después del crimen.

El cadáver de Isabel Carrasco yace en el suelo pocos minutos después del crimen.

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F. Ramos | L. Cornejo | Valladolid. M.A. Zamora | León
León

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Triana Martínez no reconoció en ningún momento, ni en su declaración ante la Policía ni ante la juez que instruye el caso, que hubiese planificado el asesinato de Isabel Carrasco. La joven explicó que el día de los hechos se acercó al centro con su madre sobre las 17,00. Se separaron porque cada una quería ir a un sitio y 20 minutos después, entre las 17,20 y las 17,30 su madre le había entregado un bolso diciéndole que lo hiciese desaparecer y que ella lo dejó en el coche de Raquel Gago a la que se encontró «casualmente.

Esa «casualidad» quedó desmontada por la Policía: en el rastreo de los móviles aparece una llamada de 17 segundos que efectúa Triana a Raquel a las 17.19 horas, dos minutos después del crimen.

La declaración policial de Triana, a la 1.45 del 14 de mayo, dos días después del crimen refleja lo que madre e hija hicieron desde las 16,00 horas en adelante.

«Conducía yo»

«Bajé al centro con mi madre en mi coche, conduje yo y aparqué en la Gran Vía de San Marcos, en una esquina». Su madre se fue «a pasear» y ella quería ir a la pastelería Fuensanta, aunque estaba cerrada. Las dos mujeres llegaron a la zona a las 17.00 horas aproximadamente, se separaron, y unos 20 o 30 minutos después se encontró con su madre a la altura del pasadizo de la confitería, cuando ella venía de la zona del mercado (de Colón).

«Mi madre venía pálida, nerviosa y desencajada. Me dio una bolsa de tela negra y me dijo que me lo llevase de la zona, que lo hiciera desaparecer, y que se iba hacia el coche», relató. «Me puse nerviosa y salí caminando deprisa en dirección Colón, como para mi casa».

Las llamadas

Lo que no dice Triana es que en ese momento hizo la llamada a Raquel, sino que relata que en la calle Lucas de Tuy vio a su amiga Raquel «hablando con un chico». Suponiendo que tenía el coche abierto le dijo que iba «a comprar fruta» y que le dejaba «esto» en el coche, si bien no recordaba que puerta había abierto. «La primera que pude», declaró.

Al regresar a su coche vio a su madre y a un hombre hablando con un teléfono móvil que decía «Sí se parece, la bufanda no es», y a un policía local. «Pregunté qué pasaba y qué buscaban, y sacaron todo lo que había en mi coche». Seguidamente apareció otro hombre de paisano que se identificó como policía, y dos agentes más. En ese momento, declara Triana, recibió una llamada de Raquel que ella atendió ante la Policía Local. «Pude llamar a mi padre y le dije que nos estaba identificando la Policía».

Pero en su declaración judicial se desdijo: afirmó en dos ocasiones que el día de autos sólo la vio en Lucas de Tuy, para después decir que, efectivamente, Raquel tomó café en su casa esa tarde, y que no recuerda de qué hablaron. Triana justificó esa omisión a los «tres días sin dormir»

Una persecución

Triana tampoco ocultó los sentimientos que le inspiraba Isabel Carrasco. En su declaración ante la juez instructora del caso dio todo tipo de detalles sobre la «persecución» a la que, según ella, la sometió Carrasco. «Cada día para mí es un sinvivir. No duermo, no salgo, no tengo ingresos. Todo esto se lo comentaba a mi madre. Isabel Carrasco es para mí como un demonio», declaró.

«Me ha tratado mal y ha tenido en mi persona y en mi vida consecuencias muy negativas como la depresión. Llegué a adelgazar 25 kilos por eso», manifestó en su declaración.

«Isabel me llamaba a altas horas con número oculto para pedirme cosas oficiales y privadas», confesó.

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