Diario de León

el portal más grande, la casa más alta

El portal de portales, el más grande de León, se encuentra en el edificio Faro, en el barrio de Paraíso-Cantinas.

Vista exterior del edificio Faro; abajo, el portero automático.

Vista exterior del edificio Faro; abajo, el portero automático.

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En el edificio Faro, en Párroco Pablo Díez, 56-60, todo es a lo grande. No sólo mirando hacia arriba, al considerado el bloque de casas más alto de León, sino también en todo lo demás. El portero automático suma 112 botones, el portal más de 100 metros cuadrados... hasta algunos de aquellos niños que inauguraron el edificio en los años 70 del siglo pasado recuerdan haber jugado en el descansillo de la planta diez, porque era tan grande que tenía espacio para andar en bicicleta.

El edificio Faro suma 16 pisos y fue construido en medio de la nada, donde antes había solo campos, a las afueras de una ciudad que en esos años sufrió otros ‘hitos’ parecidos, como el edificio en la confluencia de Álvaro López Núñez con Padre Isla o el que linda con el Colegio de Médicos, en la Plaza de las Cortes Leonesas. Al menos, el furor inmobiliario respetó que la construcción más alta de la ciudad siguiera siendo la Catedral, en una norma nunca escrita, pero sí aceptada por todos.

El portal del edificio Faro lo dice todo. No sólo el portero automático. Sus cuatro ascensores, tantos buzones, los grandes espejos... Y es que, se mire por donde se mire, hay que reconocer que en León pocos portales pueden hablar de tanta abundancia como este Faro. Si acaso la Casona de Pinilla, también en el municipio de San Andrés.

En realidad, el edificio se levantó en la avenida Rodríguez Pandiella y fue considerado en su día como uno de esos edificios de pro de la nueva construcción leonesa, que llenó páginas de publicidad en los periódicos. Entonces los edificios apenas tenían nombre, no como ahora, que muchos se bautizan con nombres de escritores o de músicos. De ahí que Faro fuera algo más que un bloque de casas, que se completaba con garajes y locales comerciales. Faro representó un León moderno que, en realidad, resultó no ser no todo lo bueno que parecía en la publicidad. En su día, no había nada alrededor; hoy, en cambio, donde todo eran campos y vías las casas se levantan pegadas a los coches. Eso sí, pocos vecinos de León pueden disfrutar desde sus ventanas de vistas de una ciudad que, pese a todo, sigue siendo la ciudad más bonita del mundo.

Manuel C. Cachafeiro

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