Diario de León

«Estaba obsesionado con África»

Una misa recordó ayer al misionero en el Hospital San Juan de Dios, que le prepara la Eucarístía del domingo.

San Juan de Dios de León ofició ayer una misa en memoria del sacerdote Pajares.

San Juan de Dios de León ofició ayer una misa en memoria del sacerdote Pajares.

Publicado por
c. Tapia / agencias | redacción
León

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La capilla del Hospital San Juan de Dios de León improvisó ayer un recuerdo al misionero Miguel Pajares, que dedicó siete años de su vida pastoral como capellán en el centro que la Orden tiene en León. Un grupo de amigos, conocidos y personal del centro, asistió a una misa en la que se recordó al misionero. «A pesar de todos los esfuerzos no ha sido posible salvar su vida», recordó el capellán, Marino Sánchez. El sacerdote recordó a los presentes que la Eucaristía del domingo, a las 11.30 horas, estará dedicada al hermano fallecido, que ha dejado amigos en León. «Todos sabéis ya la noticia. Sirvió siete años como capellán en León y queremos testimoniar nuestro agradecimiento y pedir por él».

Poco antes, la dirección del centro y el personal de la Orden recibió la visita del obispo de León, que quiso transmitir en persona el pésame a los trabajadores del centro, lugar al que el padre Pajares acudía tres veces al año para someterse a un chequeo médico. El equipo de cardiólogos e internistas del hospital controlaban el estado de su corazón, del que había sido operado. «Le conozco desde que tengo doce años», recuerda el vicesuperior y especialista en medicina natural, Daniel Moreno. «Dedicó su vida a la misión pastoral de la salud. Hace poco estuvo en León y ofició la misa un domingo. Lo veía bien. Era un hombre muy cercano. Estaba obsesionado con África. La Orden ha buscado un equipo para enviar a Monrovia a voluntarios porque los hospitales están vacíos».

Entre lágrimas, personal del Hospital San Juan de Dios destaca «su vida dedicada a todos, a los profesionales, a los pacientes, a los familiares. Cuando venía estaba aquí y en la medida de nuestras posibilidades ayudábamos en todo lo que podíamos aunque él no pedía nada. Dedicó su tiempo y su corazón a los otros».

Marino Sánchez, el capellán que tomó el relevo de Miguel Pajares, recuerda su carácter «inmejorable». «Lo conozco desde siempre. Nos ordenamos juntos sacerdotes». Sánchez no habló de sorpresa por su fallecimiento, dado su estado de salud y pese a tener esperanzas de su recuperación. «La separación de un ser querido duele mucho». Animó a las personas que lo conocieron a que participen en la Eucarística del domingo.

El ébola ha diezmado los recursos en Libera de la oenegé Juan Ciudad, de la Orden San Juan de Dios. El ébola llegó al Hospital San José, en Monravia. El director del centro, Patrick Nshamdzea, contraía el letal virus y fallecía el 2 de agosto. Los cinco compañeros de Nshamdzea aceptaron el reto de seguir cuidando a su compañero. Todos enfermaron, como el administrador del centro de salud.

El equipo formado en Morovia hace siete años por el religioso Miguel Pajares, procedente de León y dedicado al tratamiento del sida, ha quedado diezmado por el ébola. Los religiosos George Combey y Chantal Pascaline contrajeron la enfermedad y fallecieron el lunes y el sábado, respectivamente; el administrador Eugene Osei-Wussu se encuentra en estado «preocupante», aunque parece que no tiene el virus y la hermana Juliana Bonahé, que también se ha librado del ébola, fue repatriada a España. Sólo queda allí contagiada, aislada y sin la más atención que el enfermero voluntario camerunés William Ekeurm, la ecuatoguineana Paciencia Melgar.

El misionero Pajares estuvo en otros países como Ghana o Irlanda, pero la magia África le atrapó, pese a las necesidades, preocupación que empezó a expresar a sus amigos y familiares en cartas y correos cuando el ébola empezó a extenderse entre los liberianos. «Si todos los hospitales se cierran, ¿qué pasará con otros pacientes? Lo que más urge ante esta peste es material protector para el personal», comentó. «Es penoso pero hay que estar. Lo comparo a la guerra, aunque esto es más peligroso. El enemigo está en casa. Ayer me sentí mal, con fiebre y débil. Estamos solos, en manos de Dios. La muerte ronda», comentó a sus más allegados antes de conocer que estaba infectado por el virus.

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