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Denegado el indulto al sargento de la Guardia Civil condenado por abuso

Deberá cumplir los tres meses de prisión militar que se le impusieron en 2011.

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Elías Venero Escanciano, anterior sargento de a Guardia Civil destinado en el puesto de Boñar que ahora había sido ascendido a brigada y ocupaba un puesto en la Policía Judicial de la Benemérita, deberá cumplir la condena de tres meses y un día de prisión que le fue impuesta por el Tribunal Militar IV con sede en La Coruña, después de ser considerado culpable de un delito de abuso de autoridad, por su actitud con una agente que se encontraba a sus órdenes, y que a raíz de lo sucedido permaneció en situación de baja laboral prolongada.

El Consejo de Ministros de fecha de 3 de diciembre denegó la petición de indulto cursada por la defensa del condenado, con lo cual, si no se producen novedades en sentido contrario, Venero Escanciano deberá ingresar en una prisión militar donde cumplirá la condena.

Inicialmente, el Ministerio Fiscal solicitaba una pena de 18 meses de prisión por un supuesto delito de acoso en el ámbito laboral contra una integrante de la Benemérita a la que sometió a trato denigrante verbal y de obra. «Me gusta que me acompañes a los actos oficiales porque no sabes lo bien que te sienta el uniforme», figuraba en la acusación. También se hacía constar en el mismo escrito que la guardia tuvo que lavar el coche en el patio del acuartelamiento una mañana de invierno, a pesar de que las temperaturas eran gélidas. También se le acusa de decir a la joven: «No sabes el morbo que da pasar la mano por la cabeza a un calvo».

Fuera de contexto

El sargento primero Venero, ascendido después a brigada, explicó en el juicio que se habían sacado de contexto sus palabras y que en realidad su intención nunca había sido ofensiva, sino todo lo contrario. Parte de sus argumentos fueron tenidos en cuenta y de los 18 meses de prisión que se solicitaban en un priomer momento, el Tribunal Militar Togado de La Coruña decidió reducir la pena propuesta a tres meses y un día de prisión, que teóricamente debería de cumplir a expensas de que surgan otros asuntos de carácter paralelo.

Venero negó todas las acusaciones y afirma que benefició a esta agente al respetar su petición de que le asignase la libranzas entre semana para así poder conciliar mejor su vida familiar y laboral. Aseguró que en ningún momento le dedicó expresiones despectivas y explicó que entiende que sus palabras se sacaron de contexto.

La condena fundamentaba su razón de ser en el uso de expresiones atentatorias contra la dignidad de la agente, del tipo «gallina» o «bruja», pero rechaza que se le perjudicara con el cuadrante de servicios. También rechaza la versión del lavado del coche a bajas temperaturas.

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