Diario de León

El guía de los periodistas españoles colgó el viaje en las redes sociales

Los servicios de inteligencia admiten que no saben qué grupo es responsable del secuestro

Una calle de Alepo

Una calle de Alepo

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MELCHOR SÁIZ-PARDO I MADRID
León

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"Les estaban esperando. Desaparecieron a las pocas horas de entrar en Siria desde el sur de Turquía", apuntan responsables de los servicios de Inteligencia Exterior consultados por Colpisa, que, aunque siguen empleando el término de "desaparecidos", reconocen que la única hipótesis con la que trabaja el Gobierno es que fotoperiodista leonés José Manuel López y los reporteros españoles Antonio Pampliega y Angel Sastrez fueron secuestrados. Tanto los mandos de Inteligencia como los responsables de Exteriores apuntan a la posibilidad de que los captores de los tres españoles, que viajaban juntos, fueran alertados de forma inconsciente por el guía de la expedición y amigo de los periodistas, el sirio Usama Ajjan, quien ya había sido 'cicerone' y chófer de los reporteros en varios viajes a Oriente Medio.

Ajjan, del que Exteriores tampoco tiene noticia alguna desde diez días, colgó en su muro de Facebook el pasado 11 de julio a las 20:28 horas cuatro fotografías con "sus amigos españoles", entre ellas un selfie con los informadores en una furgoneta ya en territorio Sirio, al poco de pasar la frontera, y de una cena en un lugar indeterminado.

Pampliega, Sastre y López se dirigían a hacer un reportaje en la ciudad de Alepo, devastada por la guerra intestina que asola el país hace cuatro años y bombardeada por las tropas de Bashar al-Asad. Las últimas informaciones disponibles en el departamento que dirige José Manuel García Margallo es que los tres españoles y Ajjan habrían pernoctado la noche del 11 de julio antes de llegar a Alepo en Yisr al-Shugur, un pueblo situado a una hora en coche del punto fronterizo con Turquía más cercano, Yayladagi Sinir Kapisi, que los españoles habría atravesado solo horas antes de desaparecer

Yisr al-Shugur, en el que Ajjan tenía allegados, está a poco más de cien kilómetros al suroeste de Alepo, en la Gobernación de Idlib, en el noroeste de Siria, que antes de la guerra contaba con 40.000 habitantes y que se encuentra en una zona, "en principio", controlada por el Ejército sirio.

"En principio", insisten los responsables de seguridad exterior, porque precisamente en ese área operan la mayor parte de los grupos armados y facciones involucradas en el conflicto, especialmente células del Estado Islámico (aunque no es una zona bajo su influencia absoluta) y brigadas del Frente Jabhat al-Nusra, la franquicia siria de Al Qaeda, a su vez enfrentada con el Estado Islámico. Pero la situación es más compleja -explican en Exteriores- porque en las cercanías de Yisr al-Shugur "pululan" milicianos de otras facciones menores "pseudoterroristas" o "simplemente bandoleras" como Ahrar ash Sham, Liwa al Islam o las Brigadas de Al Tawhid.

Ante esta sopa de letras y grupos armados, los servicios de inteligencia admiten sin ambages no saber "por el momento" quién puede estar detrás de la "desaparición" de los tres reporteros 'freelance' españoles. Fuentes del caso insisten en que no hay diplomáticos occidentales en un radio de varios cientos de kilómetros de Yisr al-Shugur, que no hay contactos con el régimen de Bashar al-Asad y que las informaciones de 'antenas' propias, medios de comunicación árabes y redes sociales sobre la suerte de los periodistas "son muy contradictorias".

Sin duda, explican fuentes del Gobierno, la peor de las hipótesis es que Pampliega, Sastre y López hayan sido secuestrados por terroristas del Estado Islámico y traslados a las zonas de Siria o Irak bajo su control directo. Los activistas del Daesh ya han demostrado por activa y por pasiva que consideran a los periodistas occidentales como espías y se niegan siquiera a negociar rescates. Menos extrema sería la situación si los informadores estuvieran en manos de Frente Jabhat al-Nusra o de cualquiera de las otras facciones, con las que al menos se pueden entablar contactos indirectos para negociar las condiciones de la liberación.

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