«El arte fue mi válvula de escape»

El veterano lanzador de peso leonés Manolo Martínez, además de gran atleta, es un apasionado de las artes plásticas, sobre todo de la escultura. Tras dejar las primeras líneas de ese deporte que tantas alegrías le dio, decidió cambiar el rumbo de su carrera y centrarse en el mundo del cine y la interpretación a través de su productora Tríptico Producciones. Justo antes de volver a Madrid para continuar con el rodaje de su nueva serie, Manolo hace un pequeño alto en el camino para ponernos al día de sus nuevos proyectos.

—Tras retirarse del deporte, ¿cómo decidió reorientar su carrera profesional?

—Tengo un cargo técnico dentro del organigrama de la Federación Española. Soy responsable nacional de lanzamientos, que sería una especie de coordinador de los cuatro lanzamientos de atletismo. Mis funciones son: captación de talentos, apoyo al alto rendimiento y propuestas de selección para ir a los campeonatos. Aunque en las concentraciones ejerzo de entrenador especialista.

—Ahora que han pasado unos años desde que se retiró y echando la vista atrás. ¿Cuál es el premio o competición de la que guarda un recuerdo especial?

—Lo de los premios son algo difícil de elegir pero siempre he tratado de relativizarlos al igual que los castigos. Hay que encontrar un equilibrio a todo eso.

—Es sin duda una persona muy polifacética. Además del deporte también ha hecho exposiciones de pintura y escultura. ¿Cómo se metió en ese mundillo?

—Empecé en el año 96 en la Escuela de Arte de León, porque se me metió en la cabeza que tenía que hacer escultura. Yo buscaba una válvula de escape, que me quitase la presión, que en ocasiones tenemos los deportistas, y en mi caso la encontré en la cultura y en la expresión artística. Pero cuando llevaba un tiempo haciendo una actividad dentro de mi cabeza empezaba a ser lo suficientemente importante como para meterme presión a mi mismo y me agobiaba. Entonces pasaba a otra cosa. De la escultura cambié a la pintura, pasé a hacer música, escribir. Iba dando saltos de una a otra.

—En cuanto a la música, sigue con su grupo Runa Manaz?

—El grupo no está disuelto pero tampoco tenemos actividad. No encontrábamos nuestro sonido, estábamos a medio camino entre el folk y el rock y yo todavía estaba muy verde a nivel vocal.

—En 2009 da otro cambio de rumbo y debuta como actor en ‘Estigmas’. ¿Cómo surgió esta primera oportunidad?

—Fue una sorpresa. El cine vino a buscarme a mí. El director, Adán Aliaga, que me conocía gracias al deporte, llevaba mucho tiempo buscando a alguien que se pareciese a mí. Un sobrino suyo le dijo que me lo ofreciese a mí, me hizo varias pruebas de cámara y me escogió.

—¿Que proyectos audiovisuales tienes en mente?

—Ahora mismo estoy haciendo una serie de Antena 3 que se estrenará en octubre y se llama Apaches . Mi personaje se llama Cabeza de perro y es la mano derecha del personaje de Paco Tous, el mafioso del barrio. Es de Miguel Carrascal, guionista de Sin tetas no hay paraíso . Es la historia de un grupo de atracadores de joyerías de un barrio de Madrid.

—¿Le gustaría dedicarse de una manera permanente al mundo de la interpretación?

—Es en lo que me estoy centrando. He abierto una productora en León, Tríptico Producciones, y estamos intentando especializarnos en ficción. Quiero poner en marcha algún proyecto no muy grande, basándome mucho en la interpretación y que se pueda rodar en un día.

—¿Qué le atrae de León? ¿Qué es lo que hace que no se quiera marchar de aquí?

—La familia influye mucho. Si tienes los ingresos económicos asegurados, es una ciudad cómoda para vivir. Puede que tenga que acabar en Madrid, pero hasta ahora no me ha hecho falta. El tapeo, con ese lo digo todo, no ha habido un entrenador de atletismo que haya venido y que no haya vuelto luego de vacaciones solo por ello. Yo siempre suelo ir al Rivera o La Bicha. Hay muchos sitios, el Monalisa o la Novia Asesina también me gustan mucho.

sandra alija