Diario de León

Raquel Gago: «Me fui a trabajar una mañana y la vida me cambió de golpe»

La agente reitera su inocencia entre lágrimas y añade: «No conocía a Isabel Carrasco pero ni a ella ni a nadie le deseo lo que ha ocurrido».

Raquel Gago ayer, en su alegato

Raquel Gago ayer, en su alegato

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Raquel Gago proclamó en su última intervención la inocencia que defiende desde el principio: «Lo primero que quiero decir es que soy inocente. Las personas que están aquí entenderán que me levanté una mañana para ir a trabajar, que por la tarde seguí igual y que al día siguiente cambió mi vida. Entré en Comisaría como testigo y salí como imputada. Después la jueza instructora me mandó a prisión ocho meses y medio y no quiero explicarles lo que es eso».

«No conocía a Isabel Carrasco pero ni a ella ni a nadie le deseo lo que ha ocurrido. Quienes me conocen saben quién soy y cómo soy. Las personas que me han visto una vez o ninguna, se atreven a decir cosas que quedarán en su conciencia. Ellos sabrán. Mi familia, si se ponen ustedes no en mi lugar, pero sí en el de mis padres o mis hermanos, pueden imaginarse lo que ha podido pasar en este tiempo, en que casi año y medio no he tenido vida. La vida en prisión es no tener vida, después aunque he estado en libertad tampoco es tenerla porque siempre hay algo sobre ti que hasta que no se aclare no puedes tener nada», dijo.

«Quiero agradecer a Fermín que haya estado a mi lado. Miren y escuchen lo que se ha dicho. Soy inocente», concluyó su intervención.

«Alguien importante del juzgado de instrucción, que no era precisamente un funcionario, me dijo una vez: ‘No será este juzgado el que la ponga en libertad. Da igual las pruebas que traigas. Eso que lo haga la Audiencia’. Y ahí ya vi que había algo raro en este caso», señaló el abogado.

«Me parece significativo que las acusaciones hayan modificado su postura inicial y presenten dos alternativas diferentes. Si yo estoy convencido de la culpabilidad, ¿por qué presento alternativas? El fiscal lo ha dicho, porque no quiero que salgan absueltas», resumió Guerrero.

«Se ha dicho que era lesbiana, que la relación con su novio no era cierta, que hubo un chivatazo por parte de la policía y todo son conjeturas. Hipótesis que no se pueden probar lo que no se ha podido hacer. ¿Qué persona se involucra en hechos de esta magnitud sólo por amistad?», se preguntó. «¿Ustedes prefieren meter en prisión a un inocente sólo por suposiciones? El que acusa tiene que probar y en derecho eso es prueba diabólica».

«¿En qué cabeza cabe que si formaba parte de un plan preconcebido se quede doce minutos más en la conversación con el arma en su poder y conscientemente esperando que la detengan?», inquirió. «Ojalá todas las personas que conozco tuvieran la bondad de Raquel y pongo a Dios por testigo. Si llevaba el arma encima ¿por qué pasa por delante del lugar de la detención con la zona llena de policías?»

Ricardo Gavilanes, letrado de la acusación popular, corrió con la intervención más brillante de la jornada. «Les van a decir cosas como que es preferible dejar libre a un culpable que condenar a un inocente. Y aunque lo digan muy bonito es P-A-J-A. Las películas americanas sacan vitores y aplausos y absoluciones de inocentes, pero esto es la vida real. Carrasco podía ser mejor o peor, alta o baja, fea o guapa, buena o mala pero tenía derecho a vivir y truncaron su vida».

«Dicen que la toga es el amparo del inocente, pero en este caso va a ser el escudo de las culpables», vaticinó en un discurso que por la tarde mereció la felicitación del letrado de madre e hija. «Cuando a Raquel le llaman para decirle la detención, se bloqueó. Se llenó de oscuridad. Cuando apareció el bolso, se le hizo la luz y la iluminó el Espíritu Santo. Esto no se lo cree ni un niño pequeño de León».

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