Diario de León

la mirada DE LA antropólOga

La estrella de Triana y la pasividad de Raquel

La antropóloga leonesa afincada en Barcelona se inspira en los personajes del caso Carrasco para escribir su primera obra de ficción

María Getino y Ricardo Magaz

María Getino y Ricardo Magaz

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ana gaitero | león

María Getino Canseco, doctora en Antropología y profesora de la Universidad de Barcelona, ha aportado la mirada humana, desprovista de prejuicios, al juicio por el asesinato de Isabel Carrasco en las crónicas publicadas en Diario de León. Más allá de acusadas y víctima, ha visto seres humanos con sentimientos.

«El público comentaba a veces cosas como ‘¡Qué tontas han sido, ¿cómo han podido meterse en ésto?’ Pero nadie está exento de cometer errores por aspectos emocionales, odios o inquinas despistes o ignorancia. Nadie nos libramos. Somos humanos», remarca. De haber apostado, habría perdido. Esperaba algunas atenuantes para Montserrat y Triana y ha sido una completa sorpresa la «dureza» del jurado respecto a Raquel Gago.

El personaje dominante de la historia, y dominado por el odio, es Montserrat, la madre de Triana. «Triana lo sabía, dejaba hacer a su madre, pero no la veo como el cerebro. Es como si hubiera nacido con una estrella y no se la hubieran dado. Es una persona que espera de los otros, pero es bastante pasiva. Está como muy inutilizada afectivamente y juzgada por su madre».

El personaje que más remueve es el de la policía local. «Raquel no tiene móvil. Ha dejado hacer, ha sido pasiva y uno tiene que ser consecuente cuando deja hacer cosas y no asume la responsabilidad. Hay cosas en la vida ante las que no se puede ser pasivo».

Se han analizado sus caras, sus ropas. Y ellas han jugado el rol de acusadas «con esa cara de idas y trastocadas, pero no podían hacer otra cosa». «Si yo estuviera ahí, ¿qué cara pondría? No creo que estuviera muy alejada».

La antropóloga leonesa pensó que jugaría en favor de Raquel el hecho de que entregara el arma, aunque pasaron 30 horas desde que se produjo el crimen. Esta leonesa afincada en Barcelona apenas conocía a la presidenta de la Diputación —«había visto su firma en un prólogo de un catálogo artístico publicado por la institución provincial», comenta— y quedó conmocionada por el crimen.

El juicio ha sido una «experiencia muy enriquecedora» y también chocante. Fue como meterse en el túnel del tiempo, en una sala de vistas con muebles antiguos de estilo español y unos bancos para el público que han resultado «muy duros»,

La organización del aparato jurídico y los rituales a las formas utilizadas en los interrogatorios por acusadores y defensores han llamado su atención. «Tienen una forma peculiar de dirigirse a los testigos, en investigación antropológica sería inducir las respuestas y no está permitido. Aquí sólo en una ocasión el fiscal comentó que el abogado dirigía las preguntas», comenta.

«Es como un teatro con unas normas, reglas y leyes y están a ver quién se lo ha preparado mejor. A veces me ha parecido un poco artificial», añade. Pese a los alegatos de imparcialidad del fiscal, la antropóloga apunta que «la parte personal no la abandonan y si tienen una idea siguen adelante con ella. Nadie los va a convencer porque juegan un rol, ya sea de acusador o defensor», explica.

En su opinión, «la imparcialidad total es un poco difícil, somos humanos». En este sentido, a los miembros del jurado les vio como meros espectadores aunque «tienen argumentos para poder ser imparciales», agrega. En cuanto a los hechos más singulares de la vista oral, comenta el contraste entre la precisión de la declaración del policía jubilado, Pedro Mielgo, a la hora de describir el recorrido que realizó siguiendo a Montserrat y que «al final dijera que no reconocía su voz cuando el contexto de la grabación parecía indicar que era él. No queda justificado», observa.

También le ha chocado el papel de otros testigos como los policías de Burgos. «Es todo rarísimo. ¿Qué hacían realmente aquí?», se pregunta. En la vista, señala Getino, «no han demostrado que no ofrecieran un pacto a Montserrat y Triana y su papel en la casa de Raquel no lo han aclarado suficiente».

Ha observado con cierta sorpresa el «coporativismo» de los policías locales a la hora de defender a Raquel Gago, aunque también cree que «algunos la han apoyado porque creen que es inocente».

El novio fantasma de Triana es otro de los aspectos llamativos del juicio. En su opinión, «sería muy fácil saber quién por las llamadas si es verdad que Triana compró el teléfono prepago para hablar con él». La extraña desaparición del abogado de Raquel, Fermín Guerrero, es otro aspecto que ha interferido sonadamente en el juicio. «Una persona con toda una trayectoria no ha sopesado si eso le iba a perjudicar a él y a su defendida», precisa.

Tan llamativa o más ha sido para ella la desmemoria de Cipriano Elías Martínez, puesto que «jugó un papel decisivo en la vida de la Diputación de León. Es como si todavía estuviera Isabel Carrasco o tuvieran miedo a no sé qué».

Acostumbrada a ver los juicios de las películas americanas, «fue gratificante» contemplar a las acusadas «sin grilletes ni esposas». Y curioso, igualmente, que la muerte de Isabel Carrasco no haya inspirado piedad por su trayectoria vital y política.

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