Diario de León

Los accionistas minoritarios de Itínere fuerzan la venta de la AP-66

La autopista leonesa entra en un paquete con otras gallegas y navarras por 4.000 millones.

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m.c.c. | león

Los movimientos dentro del accionariado de Itínere Infraestructuras, empresa propietaria de la autopista León-Campomanes, pueden hacer que la AP-66 cambie de manos.

Hasta ahora, Citi Group y Kutxabank mantenían el núcleo duro de la empresa frente a los socios minoritarios —Sacyr, Abanca y Liberbank—, partidarios de deshacerse de la gestión no sólo de la autopista del Huerna sino también de otras en Galicia, Navarra y Burgos.

Las cosas han cambiado a la vuelta del verano después de que Kutxabank haya anunciado que está dispuesto a sumarse a ese grupo de accionistas españoles, que pasarían a controlar el 61% de Itínere y que, según El Confidencial, quieren vender en bloque su participación en la compañía.

La entidad vasca y Citi, ahora capitaneado por Corsair, controlaban el 54,19% de Itínere a través de la sociedad Arecibo Servicios y Gestiones. El objetivo de Sacyr y las cuatro cajas es poder cerrar la operación antes de final de año, y han marcado como precio de partida para estudiar cualquier oferta una valoración de Itínere de 1.000 millones de euros, cifra a la que deberán sumarse otros 3.000 millones de deuda financiera que arrastra la concesionaria, según la misma fuente.

La decisión de Kutxa de unirse al resto de accionistas españoles para vender la mayoría de Itínere obstaculiza los planes de GlobalVía, concesionaria que el pasado mes de julio presentó a Sacyr, Liberbank y Abanca una oferta preliminar por el 45% que poseen entre las tres, ya que la compañía estaba dispuesta a cerrar un acuerdo, incluso, sin hacerse con la mayoría.

Pero las exigencias regulatorias, que presionan a las entidades financieras para deshacerse de este tipo de participaciones, unidas al interés que Sacyr lleva mostrando desde hace años por salir definitivamente de Itínere, han terminado convenciendo a Kutxa de la idoneidad de sumarse a sus socios para elevar la puja al máximo posible, según El Confidencial.

De momento, sobre la mesa, estarían tres ofertas. El pasado mes de julio hizo pública su interés Globalvía, con el objetivo de incrementar su cartera de autopistas y reforzar su posición frente a Abertis, líder de las concesiones viarias en España, propietaria de la León-Astorga.

A ese grupo, que está formado por tres fondos extranjeros, se ha unido la firma canadiense Brookfield. Según el portal El Economista, el fondo de inversiones con sede central en Toronto ya habría transmitido incluso a los principales accionistas de la empresa de autopistas su intención de comprar, aunque sin haber concretado todavía la oferta. El tercer posible comprador sería el fondo holandés APG Asset Management.

La AP-9 gallega y la AP-66 (León-Campomanes) son las dos autopistas que más tiempo estarán sometidas a peaje de las seis concesiones que posee Itínere. Con un período de concesión de 75 años, la León-Campomanes está previsto que se liberalice en el 2051, y al 2074 llegará la AP-53, Santiago-Dozón, donde Itínere cuenta con un 10 %. El peaje de las dos autonómicas gallegas vence en el 2045, mientras que en la AP-15 de Tudela lo hará en el 2029 y la AP-1 de Burgos en 2018.

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