Diario de León

TRIBUNALES

El acusado del crimen de la maleta se autoinculpó durante su detención en León

Miembros de la Policía Nacional buscan pruebas junto a la zona donde apareció el cadáver. CEREIJIDO

Miembros de la Policía Nacional buscan pruebas junto a la zona donde apareció el cadáver. CEREIJIDO

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León

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dl | redacción

Los policías nacionales que detuvieron en León a David F. y a la madre del menor, Fadila C., por la muerte del niño de 21 meses hallado en una maleta en Oviedo en 2014, coincidieron ayer en que en el momento de la detención llevada a cabo en el barrio de Las Ventas, el hombre se inculpó mientras que la mujer estaba «relativamente tranquila».

En la reanudación del juicio suspendido ayer por una crisis de ansiedad sufrida por la madre del niño, la jueza advirtió a la acusada sobre su conducta, que podría suponer su expulsión de la sala.

La hermana de la acusada, K.C., que ha prosiguió ayer su declaración como testigo, declaró que su hermana le dijo que David F. la maltrataba y también que le pidió las fotos de su hijo, cuyas imágenes al ser mostradas a la testigo en la sala motivaron el llanto de la declarante.

Reiteró el amor que su hermana sentía por su hijo por el que «daba la vida», y sostuvo que Fadila «no es una mujer fría», que es «buena y cariñosa», y que le escuchó: «Mientras yo esté con vida no le va a faltar nada a mi hijo».

«David le llamaba mora de mierda, y le dijo ‘que te mato’», indicó K.C., que repitió que a ella eso no le «gustó».

Los dos agentes policiales que procedieron a la detención de los acusados cuando estos se encontraban en un parque de León, después de recibir una llamada en la que les informaban de que dos personas reclamadas judicialmente se querían entregar, coincidieron en que a su llegada David F. se puso de rodillas, «colocó las manos sobre la nuca, y confesó que había sido él».

«He sido yo, tranquila, yo sé lo que pasa», recalcaron los agentes en relación a las afirmaciones de David F. en una escena en la que dijeron que les sorprendió que Fadila permaneció «relativamente tranquila».

Por su parte, el dueño del taller en el que trabajó el acusado definió a David como un «buen» trabajador al que volvió a dar una segunda oportunidad después de haberle robado en la empresa, por cuyo delito se produjo una condena con sentencia de conformidad.

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