Ruidos, inundaciones, cortes de televisión, peleas, malos olores...
El rosario de quejas de los vecinos de los okupas es interminable. Desde que llegaron a principios de julio se quejan de ruidos a horas intempestivas, música a todo volumen, baños en el yacuzzi de madrugada, karaoke... Además, denuncian, se han producido inundaciones y filtraciones en los edificios colindantes por las captaciones ilegales realizadas para contar con agua. Los daños han llegado a los techos de los garajes y paredes de zonas comunes.
También los vecinos se han quejado de malos olores en la calle Juan Pablo II, a la altura del portal donde los okupas residen ilegalmente desde julio en varias viviendas del número 8.
Recientemente varios pisos de los edificios de la comunidad se quedaron durante un tiempo sin la señal de televisión después de alguna maniobra, supuestamente, realizada por los inquilinos okupas del inmueble que hasta julio había permanecido vacío. Un bloque donde la promotora, en quiebra, ante la imposibilidad de vender los inmuebles y no poder hacer frente al pago de sus hipotecas, tenía los pisos cerrados a cal y canto a la espera de una solución.
El edificio se ubica en el polígono paradigma de la crisis del ladrillo en la ciudad, donde se han construido alrededor de 1.100 viviendas de las 4.650 planificadas, todas ellas de promoción libre. Actualmente, cerca del 80% de los pisos ya levantados están habitados, aunque existen casi 300 vacíos aún.