Plazo de ejecución frente a la urgencia de la obra
Desde agosto a diciembre, siete kilómetros de nueva plataforma. La progresión asiste a duras penas al margen de maniobra del que dispone la adjudicataria de la obra para levantar toda la plataforma izquierda de la A-66 y reconstruir el firme del trayecto que recorren los conductores sentido norte.
La obra se puede ejecutar a un ritmo de 84 metros diario, en base a las condiciones relativas a los plazos que recoge el contrato adjudicado por el Ministerio de Fomento en el mes de mayo; así hasta alcanzar los cincuenta y tres kilómetros que separan por la A-66 el límite entre las provincias de León y Zamora y el tramo que da continuidad al vial hacia la plataforma de peaje de la AP-66.
El estancamiento de la obra de reforma integral en el kilómetro 189 (tiene que completar el tajo hasta llegar al 143) no hace más que sumar incidencias al amplio historial de retrasos que acumula la intervención sobre el asfalto de la principal vía de comunicación de León y Asturias, del este flanco del norte peninsular, con Madrid u otros puntos del centro de la península. Sólo la gestación del procedimiento en los cauces administrativos empleó más de dos años hasta ver la luz; y, después, casi otro para que el proyecto de reparación pasara del estadio de licitación al de ejecución. En ese tránsito, adelgazó la mitad del peso presupuestario que contaba en la salida (la licitación se planteó en casi 12 millones de euros y fue adjudicado por la mitad) y vagó entre ejercicios y anualidades hasta que el Gobierno se decidió por dar viabilidad a la inversión. Para entonces, las grietas se habían multiplicado, los baches doblado el diámetro y en la capa de rodadura ya era dominante ese tono descarnado, destructivo y peligroso al tacto con el neumático de los vehículos.
Ese es el aspecto general de la León-Benavente que sólo ha podido aminorarse en siete kilómetros de faena completa desde el pasado mes de agosto hasta este fin de año.