Diario de León

SANIDAD

El drama de las enfermedades laborales: “Me llegaron a decir en la mutua que mi túnel carpiano era de meneármela”

A Daniel Dopacio el trabajo le ha dejado lesiones permanentes, aunque no invalidantes a juicio de la mutua que le ha tratado. Tras dos años de trámites, lucha por conseguir una incapacidad parcial o permanente para desempeñar su antiguo trabajo

Daniel Dopacio, afectado por una enfermedad laboral

Daniel Dopacio, afectado por una enfermedad laboral

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ANA GIL | DIARIO DE LEÓN
León

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Lo suyo ha sido un peregrinaje por el desierto durante dos años. A Daniel Dopacio, de 33 años, el trabajo le ha dejado cuatro lesiones permanentes, pero no invalidantes. Se dedicaba a ser 'sangrador' en lo que fue el matadero municipal, ahora de titularidad privada, cuando se dio cuenta de que algo no iba bien. “Se me dormían los dos brazos, desde los dedos hasta el hombro”, relata Dopacio. La mutua le hizo hasta siete infiltraciones en cuatro meses

Allí mismo, en la mutua, le dijeron a Daniel que padecía túnel carpiano, además de un atrapamiento del nervio medio entre la cervical 5 y 6. Esto último lo achacaban a una antigua caída de espaldas desde un camión de la misma empresa antes de trabajar como sangrador. Sin embargo, a la mutua no le pareció motivo suficiente para darle la baja.

Daniel siguió trabajando hasta que un día regresó a la mutua con una mano cerrada y sin poder abrirla. Acabó en urgencias y operado de una tensioniditis extensionante que le dejó de baja dos semanas. Pese al criterio del médico, volvió al trabajo como le dijo la mutua hasta que un día se le escapó el cuchillo y se lo clavó en el antebrazo izquierdo. La mutua alegó de nuevo que el túnel carpiano no era motivo suficiente para no trabajar. Si lo hizo su médico de cabecera, por contingencia común.

La queja de Daniel acabó en el juzgado, tras llevar su protesta al INSS y a la sede central de la mutua y negarle una vez más que se tratase de una enfermedad profesional. Pero el juez le dio la razón. A los seis meses de la baja del médico de cabecera la mutua accedió a darle la suya, si bien le reclamaba dinero por el tiempo transcurrido entre la baja común y la laboral.

A Daniel Dopacio le operaron en octubre de 2016 de la mano derecha y veinte días más tarde, de la izquierda. Pero las sorpresas no paraban de llegar y tres meses después se enteró de que le habían despedido de la empresa. “Necesité ayuda psicológica tras un año y pico con este problema; me sentía mal y llegué a dudar de lo que de verdad me pasaba”.

Hasta Madrid

Tras un escrito que el médico privado que le atendió al principio le envió a la mutua en el que especificaba su punto de vista, que Daniel no debía trabajar, la mutua le envió al equipo de valoración y Daniel acabó en Madrid, en la unidad de columna, donde le diagnosticaron síndrome de Pronador, una lesión del nervio medio atrapado a la altura del codo y otro atrapamiento en la espalda. Su situación precisaba una intervención, pero no le daban garantías de que no fuese a perder movilidad, lo que unido a su juventud no hacía recomendable el paso por el quirófano.

La mutua le reconoció cuatro lesiones permanentes, pero no invalidantes pese al criterio del médico privado. El Equipo de Valoración de Incapacidades (EVI) también le denegó la incapacidad para trabajar. Pero Daniel no se rinde y ha recurrido. Ahora está a la espera de que lo valoren. “Si llego a saber todos los dolores de cabeza que me ha supuesto todo esto por una operación...”. Asegura que su patología no es nada extraño y critica a la mutua por la forma de abordar su caso. “Me han tratado fatal. No he dejado de ponerles reclamaciones y hasta me llegaron a decir que el túnel carpiano era de meneármela. Me trataron así porque he peleado, he llevado a dos médicos al juzgado y eso no les ha gustado”, argumenta.

Ahora trabaja en la atención al público en una empresa de recambios. “Voy tirando, me duele muchísimo la espalda y se me siguen durmiendo los brazos”. Argumenta que va a seguir peleando por conseguir la incapacidad parcial o permanente para trabajar en un matadero. “Lo tengo que hacer”.

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