Una imagen distorsionada

Muchos de los estereotipos son falsos, o pueden superarse fácilmente. Sin embargo, son creencias «producto de prejuicios y creencias muy asentadas en el imaginario social, que se trasladan a las empresas y dan lugar a la discriminación por edad. Sin embargo, aseguran desde la Fundación Adecco, son pensamientos anacrónicos, que empobrecen a las organizaciones y a la sociedad en su conjunto, al desechar valores tan habitualmente presentes en los seniors como la experiencia, la madurez, la templanza o la fidelidad. Además, resulta un absoluto contrasentido discriminar a un trabajador maduro en una sociedad en máximos históricos de envejecimiento en la que la fuerza laboral senior va a ser la dominante, y en la que la edad de jubilación tiende a incrementarse».

Entre las creencias falsas que delatan los profesionales de recursos humanos encargados de realizar contrataciones, con los que se ha realizado el informe, está el hecho de que los mayores de 55 años tienen más altas tasas de absentismo y rotación, porque su estado de salud es peor. Tampoco es cierto que este colectivo exija trabajos mejor remunerados, ni que tengan mayores dificultades para encajar en una plantilla mayoritariamente más joven.

En cambio sí es cierto que pueden ser menos flexibles a la hora de adaptarse a los nuevos puestos de trabajo, y que «acostumbran a tener desactualizados sus conocimientos y competencias». Y para solucionar este problema la fundación propone una serie de medidas de formación.

En todo caso, el estudio advierte de que los prejuicios a los que se enfrentan los parados de más edad tienen «un impacto directo en su autoestima», hasta el punto de que el 90% de ellos está convencido de que su edad es un problema para encontrar un nuevo empleo, y por eso se siente también inseguro cuando acude a entrevistas de trabajo. De hecho, casi un 60% de ellos está convencido de que no volverán a contratarle.