Cae aún más la participación en León: 5,4 puntos menos que en abril

Sigue cayendo la participación electoral en León. A las 6 de la tarde, la participación en la provincia era del 53,65%, lo que supone 5,41 puntos menos que en las elecciones de abril.

Cuando faltan dos horas para el cierre de los colegios electorales y el recuento de los votos, Segovia se mantiene como la provincia de la Comunidad en la que mayor es la participación, con el 60,28 por ciento -casi cinco puntos menos que en abril-; mientras que la que suma menos es Soria, con el 52,16 por ciento de los censados -casi seis puntos por debajo-.

La segunda circunscripción con mayor participación es Valladolid, con el 59,82 por ciento y casi cinco puntos menos, seguida de Ávila (59,40% y cinco puntos menos), Salamanca (56,76% y cinco puntos menos), Palencia (56,54% y casi seis puntos menos), Burgos (56,49% y unos cinco puntos porcentuales menos).

En los últimos lugares se encuentran León (53,65% y unos cuatro puntos menos respecto a abril) y Zamora (53,35% y casi seis puntos menos).

Los primeros datos de participación apuntan a que los pronósticos se cumplen y la abstención aumenta. La tendencia era ya clara a las 2 de la tarde. El pasado 28 de abril habían acudido a votar a estas horas casi 50.500 leoneses más. Hoy, a las dos de la tarde había caído en 4,5%.

Lo que pasa en el resto del país

La participación en las elecciones generales hasta las 18.00 horas se sitúa en el 56,86% con el 99,9% de las mesas analizadas, según los datos ofrecidos en la página web del Ministerio del Interior, https://resultados.10noviembre2019.es/.

En las elecciones del 28 de abril de 2019 la participación a la misma hora fue del 60,74%, por lo que la participación en estas elecciones generales es 3,88 puntos inferior a la de hace siete meses.

En total, han votado hasta las 18.00 horas 19,8 millones de españoles, 1,3 millones menos que el 28 de abril de 2019.

El secretario de Estado de Comunicación, Miguel Angel Oliver, y la subsecretaria del Ministerio del Interior, Isabel Goicoechea, han informado que el incidente más destacado de la jornada ha sido cuando la Policía Local de Amposta (Tarragona) ha detenido a una persona por llevar un arma en un colegio electoral.

PARTICIPACION POR COMUNIDADES

La participación más alta hasta las 18.00 horas se registra en Comunidad de Madrid (61,51%), Comunitat Valenciana (59,97%), seguida de Cataluña (59,88%).

Por encima de la media nacional (56,86%) también se sitúan Cantabria (59,28%), Aragón (57,92%), Murcia (57,88%), País Vasco (57,60%), Castilla-La Mancha (57,44%)y La Rioja (57,45%).

Las comunidades donde la participación es menor hasta las 18.00 horas son Castilla y León (56,71%), Navarra (56,46%), Andalucía (54,85%), Extremadura (54,41%), Asturias (53,50%), Galicia (53,26%), Baleares (47,40%), Canarias (44,36%), Ceuta (43,77%) y Melilla (38,98%).

Por provincias, también baja la participación hasta las 18.00 horas excepto en dos provincias: Alava, donde sube al 55,10% (+3,3 puntos con respecto al 28A) y en Jaén, donde se registra un 56,30% (+0,6 puntos).

Las regiones donde más ha bajado la participación han sido Baleares (con 7 puntos menos), Canarias (-6,6 puntos), Melilla (-6,4 puntos), Extremadura (-5,9 puntos) y Galicia (-5,6 puntos).

En Cataluña, la participación ha bajado cerca de 4,5 puntos, al registrar un 59,88% de participación (64,20% el 28A) y en Madrid ha sido de más de 3,5 puntos, al registrarse una participación del 61,52% (65,10% en abril).

La abstención vota

Hay miles de leoneses que hoy pueden agrupar su 'voto' en un partido que no se presenta a las elecciones. La abstención se convertiría en la gran formación bisagra, la que decidiría las cuentas de los restos y, por lo tanto, la que haría posible que, de nuevo, el bloqueo impida formar gobierno. Cuatro elecciones generales en cuatro años han 'hostigado' la paciencia de los electores hasta hacer que la abstención se convierta para muchos en un voto de castigo al sistema. 

En las catorce citas electorales para el Congreso y el Senado que el país ha celebrado desde 1977, la participación de los votantes leoneses ha sido siempre irregular. En la provincia, la implicación de los electores deja un escenario escarpado. De hecho, en ocasiones entre unos comicios y los siguientes se han producido brechas de más de diez puntos.

El más evidente se produjo entre las primeras, en 1977, y las segundas, dos años después. La diferencia produjo una falla en las cifras que dejó la gráfica casi en caída libre y del 75,2% de las primeras elecciones libres se pasó a un 63,7%. Esta diferencia volvió a repetirse en 1982, un año después del golpe de Estado. En esta ocasión, se superó la barrera de los primeros comicios democráticos y se alcanzó una cifra récord del 77%. Este porcentaje no volvería a repetirse hasta 1996, el año de la primera victoria de Aznar. Los datos más mediocres se produjeron en 1979, comicios en los que se registró un dato de. 63,7%.

La curva de participación en León

 

En España, los números son muy similares. La participación media se sitúa en un 73,79% y la máxima participación, que se dio en 1982, llegó hasta casi un 80%. Esta fue la primera ocasión en la que se cumplió la teoría de que una gran participación beneficia a la izquierda. Felipe González consiguió su primera mayoría absoluta y en León se adjudicó tres de los cinco diputados en liza.

El peor índice se produjo en 2016, tras el primer bloqueo parlamentario. Tan sólo un 66,48% de españoles con derecho al voto lo ejerció y supuso un aumento de la mayoría para Mariano Rajoy que, con la abstención del PSOE, pudo ser investido presidente. El porcentaje volvió a incrementarse tras la moción de censura de Pedro Sánchez, y diez meses después de llegar a La Moncloa, el PSOE ganaba el pasado mes de abril las elecciones con un incremento de afluencia a las urnas de casi cuatro puntos. No obstante, la tendencia sigue una clara linea descendiente. 

La pregunta que hay que hacerse es si la abstención perjudica a la izquierda o si, por el contrario, la volatilidad de los indecisos hace que este argumento ya no tenga vigencia. Hay más variables que pueden romper los análisis que ofrecen los politólogos. Cataluña es uno de los factores que puede distorsionar los sondeos, pero el actor con el que nadie cuenta es el de los indecisos que aún no saben si acudir a votar y, lo más importante, en quién depositar la confianza en el caso de hacerlo. Son dos millones y serán, con toda probabilidad, los que decidan el resultado.