¿Será verdad?

Los sindicatos parece que han suavizado su postura inicial de ataque frontal y global contra el decreto de reforma del desempleo. Se van a reunir con los grupos parlamentarios, especialmente con el PP, para intentar que sean aceptadas como enmiendas algunas de sus ideas. Hemos descubierto, por tanto, después de todo, que tienen ideas sobre cómo debería de abordarse la reforma del desempleo. Javier Arenas, por el Partido Popular, ya ha aceptado verse con Méndez y Fidalgo y la disposición es oír a los sindicatos y aceptar todo lo que pueda mejorar el decreto. La condición para la aceptación de esas conversaciones parece ser que no se modifiquen los aspectos destinados a mejorar el empleo para las mujeres con hijos a cargo y los mayores de 52 años. Se entiende peor que pese a esa disposición de unos y otros, UGT y CCOO insistan en que hay que retirar el decreto-ley. Dejaremos al margen esta chulería, para concluir que los sindicatos no querían negociar y querían montar la huelga general «caiga quien caiga». Si tenían ideas ¿por qué no las plantearon en la mesa de negociación, a la que les convocó por cuatro veces?. ¿Por qué han dado lugar a poner patas arriba el país, con guerra de cifras, con guerra en las empresas, entre compañeros, entre partidos...? Nos podíamos haber ahorrado muchas cosas. Desde el principio, muchos hemos dicho que la reforma era mejorable. Hay aspectos preocupantes como lo relativo a las prejubilaciones y otras cuestiones. Lo suyo hubiera sido sentarse y hacer lo posible por cambiarlo. El órdago de los sindicatos, también la chulería, llevó al Gobierno a ser más chulo que nadie. Pues vale. Ahora en el Parlamento se pueden cambiar las cosas. No hay que dejar escapar la oportunidad, sobre todo, si como ha dicho el ministro de Economía Rodrigo Rato hay muchas cosas accesorias y dos vitales, dos que, en principio parecen más que razonables y que ya he mencionado: facilitar el empleo a las mujeres con hijos a cargo y mayores de 52 años. Ahora veremos realmente cuál es la intención de los sindicatos y hasta dónde llegan sus deseos de mejorar el proyecto y recuperar la ansiada paz y el diálogo social.