Ante todo, una buena persona

Ayer conocíamos la noticia, que no por esperada resulta menos dolorosa, del fallecimiento de nuestro querido hermano y amigo Antonio García Rodríguez, abad de la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno en el mandato 2018-2019.

Cuando una buena persona parte al encuentro del Padre, no son pocos los que utilizan la tan manida frase: «Siempre se van los mejores». Solo puedo compartir una parte de ese enunciado, pues todos los que le conocíamos y hemos podido disfrutar de su amistad sabemos que, efectivamente, Antonio estaba en ese grupo de «los mejores», sin embargo, debemos rebelarnos ante la parte de esa expresión que dice que, nuestro querido Antonio, se va. 

Y es que Antonio siempre permanecerá con nosotros. Permanecerá su bondad, su amabilidad, su sencillez, su prudencia y su saber estar y, sobre todo, persistirá en todos los que tuvimos la fortuna de tenerle como amigo, su amistad incondicional y su cariño.

Todas estas virtudes, y tantas otras que Antonio reunía, las demostró y puso en práctica en todos los ámbitos. En su abnegado servicio como médico, como entusiasta seguidor de su Cultural y Deportiva Leonesa, en su condición de hermano de la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno a la que sirvió de forma intachable como seise y como abad y, por encima de todo, como esposo de su querida Cande, a quien amaba incondicionalmente, y como orgulloso padre de Antonio y de Esther.

Antonio, dejas un vacío inmenso en todos nosotros, pero te prometemos que trataremos de sobrellevarlo con el magnífico y emocionado recuerdo que nos dejas. El recuerdo de la bondad personificada. El recuerdo del hermano y amigo leal, del abad intachable. El recuerdo del querido padre y esposo que siempre fuiste y que por siempre seguirás siendo para tu esposa y tus hijos. Descansa en paz

Juan Muñiz

Abad de la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno