Diario de León

OBITUARIO

Armando Pérez a Pedro Prieto Vizcaíno: "Tus enseñanzas iban más allá de la técnica y la ciencia"

Dr. Pedro L. Prieto Vizcaíno. DL

Dr. Pedro L. Prieto Vizcaíno. DL

Publicado por
Armando Pérez de Prado (*)
León

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Hace poco más de un mes encontré en mi teléfono móvil un aviso de llamada perdida que no había podido atender de Pedro Prieto. Hacía tiempo que no hablaba contigo, a pesar de que subías muchas veces por el hospital por esa maldita enfermedad que te asolaba. Por eso me preocupó tu llamada, pensando que algo grave pasaba. Cuando devolví la llamada me contestó Marili, tu mujer, lo que acrecentó mis temores. Pero me pasó contigo, allí estabas, diciéndome que no eras consciente de haberme llamado pero alegre de hablar conmigo, preguntándome por el trabajo, la familia y la vida en general. Hoy que sé de tu fallecimiento, lo entiendo: ¡Llamaste para despedirte, claro!

Aún recuerdo cuando le decías a los residentes y estudiantes a tu cargo aquello de que “conmigo tal vez no aprendáis mucha cardiología, pero trucos, ¡todos!”. No es cierto, Pedro, tus enseñanzas iban más allá de la técnica y la ciencia, se extendían a la práctica de la medicina como un arte: “Tenemos una pastilla muy buena para ese mal que tiene; y si no funciona, no se preocupe, que tenemos más y acertaremos con el mejor tratamiento”. Del poder curativo de la palabra (tus pacientes sólo querían que les viera D. Pedro, el único que les entendía bien) y de la risa (puede dar fe mi mujer que tuvo que echarte de su habitación tras el parto de nuestra hija porque no dejabas de hacerla reír). Y de esa capacidad tan infrecuente actualmente de reconocer tus límites cuando les decías a los pacientes que “yo de esto ya no lo domino todo, pero estos compañeros son los mejores para ello”.

Cuando te jubilaste fuiste dejando de venir a las cenas del Servicio de Cardiología por que decías (con toda la razón) que los médicos somos muy aburridos, que sólo sabemos hablar de una cosa, la medicina. Y nos fuimos quedando un poco más huérfanos, despidiéndonos de las “noches de cabaré” y de tus hush puppies … hasta hoy. Ahora sólo nos queda poner en práctica todos esos trucos tuyos para ser mejores médicos y mejores personas.

(*) Armando Pérez de Prado, cardiólogo del Hospital de León .

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