De la A-12 a la AP-71: de quinientas a mil pesetas por recorrer la León-Astorga

La León-Astorga era tema recurrente para pedir el voto en León entre los partidos políticos con más representación en las urnas. Aquella celebridad contrasta con el olvido en el que se mantiene ahora, cuando no cuenta ni para aplicar la cadena de descuentos y bonificaciones que suele repartir el Gobierno en algunos territorios.

Tanta repercusión tuvo, que llegó a formar entre las 25 medidas del afamado plan oeste para León, que manejó Rodríguez Zapatero en el primer Gobierno que presidió, en 2004. Hace veinte años, la reducción del peaje de la autopista León-Asturias (del Huerna, según distinguían los epígrafes del gobierno socialista de la época) se iba a aplicar de la misma manera que en la León-Astorga.

Dos décadas después, persiste la incertidumbre; sobre cuándo se aplicará la reducción, y si ésta será en una cuantía sensible para el usuario, según el modelo que beneficia a los territorios agraciados por las dádivas gubernamentales. Arrinconada desde su puesta en servicio, la León-Astorga inspiró una asonada automovilística, a la que llamó la Unión del Pueblo Leonés antes de que la persistencia del peaje se eternizara; la marcha, con paso incluido por los arcos del peaje sin pagar la tarifa, quedó como símbolo de que la resistencia popular en León no suele tener eco en las consideraciones políticas. Los partidos en el poder siempre han sorteado la opción de afrontar esta rémora para el desarrollo social y económico de la provincia, para el que la autopista de peaje supone una losa de categoría superior, con su tasa disuasoria, y sus 14 céntimos por kilómetro recorrido para los que se atrevan a pagar por evitar la presión cotidiana por la N-120.

Desde que entró en servicio, la tarifa de la AP-71, que en los primeros meses de vida se llamó A-12, ha completado una escalada digna de el coste de la vida. Camino de doblar ya el precio inicial, desde los tres euros, desde el pasado mes de enero, con la aplicación del último ajuste de los precio en las autopistas de peaje de España, está en la antesala de los seis euros por trayecto para el segmento de vehículos ligeros. La concesión que partió del precio base de las quinientas pesetas llama a la puerta de las mil.

Así se completa hasta hoy el ciclo de vida de poco más de 21 años de la autopista que aún comparte con el tramo de edad más tierna el escaso atractivo que tiene para los usuarios; no por sus cuatro carriles, ni por la simplificación del trayecto desde el enlace del nudo de Valverde de la Virgen a la A-6; el aforo de tráfico se mantiene en cifras que suponen una cuarta o una quinta parte de la circulación diaria que recorre la carretera nacional.

Los últimos balances actualizados por el Ministerio de Transportes sobre la intensidad media, que se refieren a registros de hace dos años, alcanzó picos cercanos a los siete mil quinientos vehículos en un mes de agosto. Una autopista vacía y una nacional repleta. Con la promesa incumplida de la bonificación.