Diario de León

El crimen de Obispo Almarcha, aquel expediente X que se resolvió por el cromosoma Y

La Audiencia inicia este lunes el juicio por la muerte de una mujer asesinada durante el confinamiento; el caso se resolvió gracias a una técnica científica novedosa que identifica restos de sangres mezcladas

Comienza el juicio por el crimen de Obispo Almarcha

Comienza el juicio por el crimen de Obispo Almarcha

León

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Estuvo más de dos años parado el caso, esperando un milagro para resolver una causa que llegó a tener hasta tres sospechosos. Estudiantes latinos que frecuentaban el bar de la fallecida, inquilinos del inmueble que poseía en propiedad y de cuyas rentas vivía en gran parte la asesinada. Incluso una familia de etnia gitana procedente de Rumanía también fue investigada con el foco puesto en el patriarca. No hubo un solo cabo suelto que dejar.

Ninguno era el que luego resultó ser el autor confeso, porque sus coartadas habían sido tan sólidas que no había por dónde meterle mano . El vecino del 3ºD iba librando cada vez que lo cercaban. Pero ¿entonces quién?

Y el asunto se puso en manos de la Policía Científica para esperar un milagro. Hasta que aquel verdadero expediente X se resolvió cuando los investigadores biológicos destaparon al cromosoma Y. El sospechoso había dejado vestigios de sangre en el pulsador de la luz del baño y en una toalla. Estaba mezclada con los restos biológicos de la fallecida, pero tal era la mezcla que era imposible saber cuáles eran de quién. La nueva técnica diseccionó las manchas hematológicas.

Si no había estado él en aquella casa, había sido uno de sus familiares paternos. Había un porcentaje de error posible de 1/17.000. El crimen de la calle Obispo Almarcha ya tenía un sospechoso de peso. Una mujer, propietaria de buena parte de los pisos del número 5 de la popular calle del barrio del Ejido, había fallecido asesinada a cuchilladas. Le dieron 19 puñaladas en vida y 33 después de muerta. Fue el 24 de marzo de 2020. La detención se produjo el 22 de febrero de 2022. Después de mostrarle las pruebas, se derrumbó y confesó.

Confesión inútil

El problema es que este lunes, eso ya no vale de nada. De no mediar su confesión de los hechos en la sala de vistas secundaria de la Audiencia Provincial, ante el jurado popular que lo va a juzgar esta semana para determinar si es culpable o no culpable, los datos previos no servirán de nada.

Más interesante que el apartado del interrogatorio al acusado, previsto para el lunes o las pruebas testificales en las que se tomará testimonio a vecinos y amigos, el meollo de la cuestión estará en escuchar en el estrado a los científicos que desenmarañaron el caso. Y darán detalles de cómo llegaron a la conclusión de que el investigado fue el autor del crimen.

Durante varias semanas, los policías habían estado recogiendo muestras de ADN indubitadas (las que se obtienen a partir de la certeza del individuo) con técnicas de lo más variopinto: colillas, restos de consumiciones en los bares, papeleras, basura... el increíble trabajo de zapa de los agentes merece una destacada mención en el apartado de los trabajos de hormiguita que se llevan a cabo ajenos a los ojos del gran público.

Latas, colillas, tazas de café, mascarillas... todo se analizó en busca de una evidencia científica para capturar al autor de los hechos.

EL VECINO DEL 3º D

Era el vecino del 3ºD. De todos los cromosomas analizados, era el único que coincidía con el hallado en los vestigios a estudio. Cuando se le hizo saber lo que ese había encontrado, narró la película de los hechos. Le habían notificado que iba a ser desahuciado por falta de pago. Discutió en primera instancia con la fallecida y cuando tuvo la certeza de que su familia iba a perder la vivienda en la que residía, se encontró con que le vino un ataque de furia desmedida y perdió los papeles. Hubo dos detenidos más. Un vecino de la zona fue acusado de encubrimiento y puesto en libertad poco después. La esposa del principal sospechoso, también fue objeto de una toma de declaración, aunque posteriormente se determinó que no tenía responsabilidad penal en lo sucedido.

El supuesto autor del crimen llevaba en el bolsillo una navaja «de las que se usan para pelar fruta». Asestó una serie inicial de media docena de cuchilladas «y a partir de ahí ya perdí la noción del tiempo». Los forenses creen que puede decir la verdad, pero están seguros de que es plenamente imputable porque en el momento de los hechos sabía distinguir de forma perfecta el bien y el mal. Le toca pelear ese apartado a la fiscalía y a la representación procesal de la familia, una de las cuales corresponde a la letrada leonesa Beatriz Llamas.

Llamó mucho la atención de los funcionarios el interés «en algunas ocasiones desmedido» del sospechoso por colaborar con los investigadores más allá de lo estrictamente necesario. Luego se supo que había actuado con una frialdad a prueba de bombas.

Tras las puñaladas se dirigió a su casa y se deshizo de la ropa que vestía en el momento de los hechos, bajó al supermercado a comprar unas coca colas y unos dulces para sus hijos y cuando tuvo que dar explicaciones sobre los 3.000 euros que habían aparecido en su poder, dijo que había encontrado un sobre con dinero en el interior de un vehículo con las ventanillas bajadas.

Sospechosos

Estudiantes latinos del bar de la fallecida y una familia rumana fueron investigados

Proporción

Con los datos obtenidos el margen de error posible para identificar al acusado era de 1/17.000

Versión

El investigado declaró que los 3.000 euros que tenía estaban en un coche con las ventanillas bajadas
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