Diario de León

Crimen de la calle Obispo Almarcha; segunda jornada: el acusado evita ver las fotos del cadáver

Las lágrimas de la pareja de la víctima conmueven al inicio de la sesión; la esposa del procesado se niega a declarar pero abandona la sala sin ningún gesto de complicidad

El sospechoso, al inicio de la segunda sesión del juicio.

El sospechoso, al inicio de la segunda sesión del juicio.MÁZ

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El acusado del crimen de la calle Obispo Almarcha ha evitado esta mañana ver las imágenes del cadáver y del escenario del asesinato, que han sido mostradas en sala por la instructora del Cuerpo Nacional de Policía en un momento de la vista oral. Junto a ello, el testimonio de la pareja sentimental de la víctima del crimen de la calle Obispo Almarcha han marcado el inicio de la segunda sesión del juicio, que hoy ha estado llena de testigos.

"Ella no abría la puerta a nadie", explicó el compañero sentimental, que apuntó que las ropas que vestían denotan que estaba "como solía siempre que estaba en casa cuando estaba sola, en pantys". Recalcó que no abría la puerta "a nadie" y afirmó que ella guardaba dinero en casa "pero no sé la cuantía".

"Pongo la mano en el fuego por él", dijo en referencia a las insinuaciones de  la abogada defensora que le preguntó por la reacción del hijo mayor tras la muerte de su madre. "Se llevaban de maravilla y con el hijo menor, aunque a distancia, también se llevaba bien".

La segunda testigo fue una trabajadora extranjera empleada en el bar propiedad de la fallecida. "También era inquilina, vecina de enfrente" del acusado. No escuchó gritos ni una presunta discusión con otro vecino que también estuvo investigado en su día.

"Todavía no puedo creerme que lo haya hecho porque conmigo se portaba muy bien. Me dijo que si tenía miedo le llamara", aseguró la testigo respecto al procesado. Rechazó que la fallecida tuviera deudas con ella.

La esposa del acusado se acogió a su derecho a no declarar. Apenas hubo gestos de complicidad con el acusado y abandonó la sala con relativa frialdad.

Pasó por el estrado un vecino que en el transcurso de la investigación resultó detenido por estar requisitoriado y que tenía buena relación con el sospechoso y con la fallecida: "Estaba hablando con él cuando llegó ella (la tarde del crimen). Al rato ella se fue. Él se quedó conmigo y luego subió a su casa. No recuerdo bien pero creo que no subió detrás de ella". No aceptaba las demoras en los pagos "pero nunca amenazó con desahuciarnos".

“Escuché que sobre las 4.30 de la mañana alguien salía de casa de ella (en referencia a la fallecida)”. La hora no concuerda con la que sostiene la investigación para el momento del crimen. “ Los vecinos pensábamos que había sido cosa o de su pareja o del hijo mayor”. También aportó otro dato relevante: “ lo de que había encontrado dinero en un coche con la ventanilla bajada, fue de mucho antes de que ocurriera esto “

” Vino (el  acusado) a decirme que estaba la policía en el portal y después se marchó para abajo”, rememoró. “Nos llevábamos bien, pero en ningún momento bajó junto a mi marido a pasear los perros”. Negó saber que había habido problemas con su mascota como afirmó su marido antes y rechazó que la víctima tuviera intención de desahuciar al acusado. “Él (el investigado) Se dedicó a decir por ahí que habían metido en la cárcel a mi marido, porque estaba metido en este tema del crimen. También se dedicó a decir que estaba metido en el tema el hijo mayor” (de la fallecida).

Una amiga de la víctima desmontó también la tesis del sospechoso: "Me dijo que el autor del crimen tenía que haber sido alguien conocido porque no habían ladrado sus perros. ¿Cómo iban a ladrar si había sido él?", protestó.

Antes del receso de mediodía declaró el exmarido de la víctima y padre de sus dos hijos: "No tenía ni idea de sus asuntos económicos, no teníamos relación".

El turno de policías se abrió después del mediodía. Todos describieron el escenario del crimen y el estado en el que apareció el cadáver. La nueva doctrina jurisprudencial rechaza que los testigos de un mismo grupo comparezcan juntos, circunstancia que convierte a veces los juicios en una tediosa repetición de preguntas y de respuestas similares.

En la recta final de la mañana se mostraron las imágenes del estado en el que quedó la habitación en la que ocurrió el asesinato. El sospechoso ha evitado aguantar la mirada a la pantalla y ha permanecido cabizabajo.

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