Diario de León

Tribunales

Sugieren un segundo implicado en el crimen de la calle Obispo Almarcha

La jefa de la Udev desvela que la esposa del sospechoso requirió protección policial

El acusado sigue la tercera jornada el juicio junto a su letrada. MÁZ

León

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La jefa de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta del Cuerpo Nacional de Policía en León sugirió ayer la implicación de una segunda persona que tuvo que presenciar el crimen de la calle Obispo Almarcha, aunque no necesariamente participar en los hechos. «Ella no abrió la puerta al sospechoso, abrió a alguien y a continuación pasó él. Y tampoco creo que hubiera discusión», aseguró.

La responsable policial abrió la tercera sesión del juicio por el crimen en Obispo Almarcha, que se celebra en la Audiencia Provincial contra un varón de 28 años, acusado de acabar con la vida de la propietaria del inmueble en el que vivía de alquiler. Asestó a la mujer 52 puñaladas. Piden para él 22 años de prisión.

La inspectora reveló también que la esposa del procesado tuvo que recibir vigilancia policial, tras ser amenazada por afirmar en sede policial que conocía que su marido estaba preparando un asalto a la vivienda de la víctima, porque sabía que había importantes cantidades de dinero en aquella casa. Tras las amenazas, la joven ya no volvió a declarar más y tampoco lo hizo en el juicio. «Quiero que quede constancia de ello en esta sala», aseguró la jefa de la Udev.

«La búsqueda inicial se orientó hacia el hijo mayor de la víctima y hacia su pareja porque eran los últimos que la habían visto. Luego lo descartamos», aseguró la jefa de la Udev. «Después interrogamos a un vecino que se dedicó a evitarnos y a escapar de una forma desproporcionada. Era porque tenía una requisitoria y hubo de entrar en prisión».

Dos años después entró en juego el cromosoma Y: «Se sacaron restos de las uñas de la víctima pero no coincidían con los de los sospechosos. Con el hallazgo empezamos a obtener ADN del entorno de la fallecida y en una muestra saltó el haplotipo del procesado en unas muestras del domicilio de ella», explicó.

La investigación la asumió un grupo científico de la Policía Nacional en Madrid: «Ellos tienen más medios y nos ayuda mucho a grupos más pequeños como León». El ADN era compatible con el del sospechoso «pero podía coincidir con familiares varones» y hasta que no se descartó a su padre, a tíos, primos y abuelos, no se le detuvo. «Fue una investigación laboriosa».

En el momento de la detención, el procesado «no mostró ningún síntoma extraño, hubo mucha colaboración», según la inspectora. Pero su ayuda en la fase inicial de la investigación «lejos de ayudarnos, quiso jugar al despiste. Quería desviar la atención y nunca dijo que había estado con ella el día de los hechos».

«Aquella investigación se nos complicó bastante, pero por muy atascada que esté siempre se intenta llegar hasta el final», explicó la jefa. «La situación de pandemia no ayudaba nada y la obtención de las muestras se retrasó. Faltaba material», protestó también.

«Fue extraño que apareciera dinero encima de la cama».

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