Los vecinos del casco histórico alertan de que "el descontrol" nocturno del Jueves Santo en León es "rutina"

Con la resaca del Jueves Santo aún sin disiparse, los vecinos del casco histórico de León avisan de "el descontrol" ligado al desbarre de Genarín "no es excepción, es rutina cada fin de semana".

La situación es "insostenible", como remarcan desde la asociación León Típico, que incide en que "lo que para muchos se trató de una noche excepcional de descontrol durante el pasado Jueves Santo, para quienes viven en el corazón del Barrio Húmedo no fue más que un reflejo amplificado de lo que llevan soportando cada fin de semana: ruido, suciedad, drogas, vandalismo y la sensación de vivir en una zona sin ley".

León Típico reclama "dejar de ser invisibles". "Lo del Jueves Santo indignó a toda la ciudad, pero para nosotros es el pan de cada día”, insistieron los habitantes del Húmedo y el Romántico, quienes defienden que sus barrios se conocen "por su valor histórico y su potente atractivo turístico", pero "se convierten cada jueves, viernes y sábado en un macrobotellón sin control, donde la convivencia se rompe y los vecinos sienten que sus derechos desaparecen tras la caída del sol".

Las quejas "no son nuevas", admiten. Los vecinos llevan "años reclamando medidas, pero siempre se minimiza". "Dicen que es ‘lo normal’, que ‘es lo que hay por vivir en el centro’. Como si tener que dormir con tapones, limpiar vómitos de los portales o aguantar peleas en plena madrugada fuese parte del patrimonio”, ironizan los habitantes de la zona.

Sin respuesta por parte del Ayuntamiento de León ni de la Subdelegación de Gobierno a sus lamentos, los vecinos aclaran que no pretenden "demonizar la vida nocturna, ni mucho menos el turismo", aunque sí exigen "una convivencia real, donde las autoridades tomen cartas en el asunto". “Queremos medidas eficaces, presencia policial real, control del ruido, aplicación de las leyes y ordenanzas, control de los horarios… No estamos en contra del ocio, pero sí del descontrol", subrayan.

Su nuevo momento de alzar la voz pretende concienciar al resto de la ciudad. "Este no es un grito de guerra, es un grito de auxilio. Lo que los leoneses vivieron el jueves es lo que soportamos cada día en el barrio", sentencian.