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Contaba una vieja Reciclar es bueno Nuestro reciclado

3º de ESO

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León

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ola, me llamo Amanda García Rodríguez y tengo 11 años. Me acuerdo que cuando era pequeña sólo teníamos un cubo de basura para todo: vidrio, papel, amteriales orgánicos... y también un contenedor en la calle. Pero a medida que iban creciendo más contenedores iban poniendo. Ahora hay todo tipo de contenedores: los de reciclar papel, de color azul, los de vidrio, de color verde, verde oscuro para los restos orgánicos... Lo malo es que unos lo vemos llenos, pero otros están vacíos, pues la gente no les da casi uso. Hoy se ha arreglado todo y os voy a decir por qué: hace unos días paseando por la calle ví un contenedor azul, en el que tienes que meter el papel, refunfuñando. Yo, muy sorprendida, le pregunté extrañada: -¿Eres tú el que está refunfuñando? -Él me contestó: Sí, ¿por qué? -Es que nunca había visto hablar a un contendor, repliqué. A continuación, me explicó el motivo de su enfado: dijo que nadie le echaba papel casi nunca y a cambio, le usaban para tirar basura orgánica y vidrio. como a los otros contenedores también le pasaba, decidimos hacer una reunión de conteendores y personas, para encontrarle solución al problema. En la reunión, los contenedores les explicaron loq ue sucedía y lo que debían hacer era reutilizar y tirar cada basura en su contenedor correspondiente, para facilitar el reciclaje. Después de todo esto, la egente empezóa utilizar correctamente todos los contenedores y se concienciaron de que se debe reducir, reutilizar y reciclar, para conservar nuestro planeta y cuidarlo. 1396927554 Me han pedido que escriba acerca del medio ambiente. Yo ahora podría arremeter contra la conciencia de todos y cada uno de ustedes, como es típico, explicarles que nuestro futuro está ligado al de la tierra, nuestra madre y que su destrucción significa la nuestra. Cuando la edad pesa más y las arrugas d ela frente denotan sabiduría es el momento en que dejas de dar importancia a los asuntos más materialistas y organizar asítu lado más humano, que con el tiempo lograste acallar, para darte cuenta de lo poco que sabes. Ahora consigo entender las palabras que mi abuelo me dijo, cuando el verano nos acorralaba en la sombra de un viejo sauce y las aves trinaban alegrando a lso ídos con uan sonata que ni los mejores músicos han logrado nunca componer. El agua saltaba desde el río medio seco que descendía dividiendo el pueblo y allí los niños jugaban para refrescarse. Recuerdo de ese modo el día en qeu terminé la carrera y fui a visitar a mi carcomido abuelo. Sus palabras han quedado grabadas en la mente a lo largo de estos años, que no han sido pocos. Paseábamos bajo la luz de los árboles, que era una mezcla entre la solar y otra verdosa, proveniente de la primera al transparentar las hojas de los árboles. Cuando encontramos un lugar solitario y algo apartado, él se sentó en la hierba. Yo lo imité. Entonces, empezó a hablar. Las hojas se movieron mientras él hablaba, quizá acompañando con asentimientos sus palabras. Contaba una vieja una historia tan antigua como el universo y ésta narra que la mujer y el hombre no fueron los únicos seres nacidos del útero sagrado de la Gran Madre, Gea. Cuenta que hubo tiempos de paz entre humanos y criaturas otros seres racionales, gigantes se llamaban unos, pr su corpulencia; enanos otros por su baja estatura; sílfides, pro la delgadez de sus cuerpos, mientras que otros fueron gnomos, elfos, centauros, dragones, hadas y duendes... Y en todos ellos había lazos de unión, paz mutua y sabiduría, pues lo que unos aprendían otros lot omaban y los que otros descubrían, los demás adaptaban a sus necesidades. «Más los hijos de la mujer y del hombre hubieron de ser apartados de los demás. Los hijos de sus hjos crecían sin número ni medida y destrozaban cuanto hallaban a su paso. En lugar de desarrollar los órganos de su alma, mirando la belleza de su hogar, escuchando la melodía sin fin que les regalaba la diosa para su placer, o aprendiendo de la luz de sus compañeros, inventaban artefactos que suplían sus fucniones naturales, y a la par, las atrofiaban. Luchaban entre ellos y contra los demás hijos de la Gran Madre. Entonces, sentendió la Diosa: «Separemos a la Humanidad. Que siga creciendo y destrozando su mundo, pero que no corrompla los demás». «Entonces los demás seres aprendieron a vivir, mientras los hijos de la mujer ignoraban los errores pasados y no hacían nada por rectificarlos». «Y Gea derramó las lágrimas de las que surgieron ríos para sus hijos y los abrazó allí donde los valles son más fértiles, minetra que de sus sueños brotaron árboles y del cielo colgaban lámparas para que brillaran en la noche y así los humanos no temieran su soledad. pero, en lugar de agradecer sus atenciones, los ríos han sido expotados a la par que los bosques destruidos. Los valles que con tanto esfuerzo moldeó ahora son destruidos para la obtención de rocas, metales y cristales. Son tan breves nuestras vidas que parece no importarnos lo que dejamos a nuestro paso». «Y la buena Gea confía aún en que la sgeneraciones humanas se transmitan el conocimiento y aprendan a respetar y conservar su mundo. Mas siguen equivocados, continúan empeñados en matanzas, en cada generación nace alguno de estos que es llamado líder, presidente o Rey, mientras el resto de los hijos de la mujer lo sigue, y de ese modo continúa la masacre». «Todos los demás seres que un día compartieron el mismo suelo, el mismo aire, el mismo agua de los humanos han quedado como recuerdos de personajes fantásticos en cuentos y leyendas. Sus aventuras se escucahn aún en boca de niños, locos y ancianos, pero la gente no lo entiende, la gente se ríe de ellos... Mas en los sueños de unos y otros aún aparecen y cuando regresesn si es lo que hacen volverá la sabiduría de la diosa y Gea perdonará a los hijos de la mujer y el hombre». Mi abuelo murió poco después. Y de su recuerdo me queda un hombre legendario que, seguramente, ahora esté junto a Gea, en otros mundos, morando entre gentes que sabrán reconocer la justicia, la paz y la sabiduría. Entre gentes que saben respetar y ser respetadas, criaturas que han sabido compartir los secretos de Gea y usarlos para el bien de todos. Quizá, después de todo, áun no se atarde para asimilar las palabras de aquella anciana, abuela de mis abuelos y empezar a poner remedio a nuestras faltas pasadas. ¡Me podrán quitar la vida, pero no me quitarán la libertad! La libertad de pensar, elegir y por qué no, de reciclar. El poder pensar y razonar es el don más preciado que nos diferencia de las demás especies y esto es algo que se está perdiendo porque cada vez más y más la razón se está convirtiendo en una absoluta analfabeta incapaz de acabar con esa terrible plaga que nos acecha cada vez con mayor peligro: la estupidez. Dese mi ignorancia, nuestra Cosntitución respeta los derechos e todas las personas la as que trata pro igual, pero últimamente no estamos dando cuenta de que algunas personas no quieren ver reailzarse esos derechos y libertades. Desde un putno de vista no nos merecemos el sistema político que nos ha tocado en nuestra democracia actual. No lo buscamos, nos lelgó y vio la facilidad de quedarse y aquí sigue. Por otra parte, nosotros hemos creado esa suciedad y a esos restos en lso que se ha transformado, arrojándonos día a día y sin exclurir a ninguno convirtiéndonos en contenedores de sus mentiras, falsas promesas y de idea sque jamás se cumplirán. Podemos hablar de basura en nuestras casas, de la basura que creamos por el simple hecho de consumir, basura en general. Basura de esa que sí se puede reciclar, de ésa que puede transformrase con el simple hecho de arrojarla en el lugar correspondiente, de esa que algún podrá utilizar otra persona. Una persona que se reirá, se sentirá feliz y eso habrá servido para algo. Para conocer a un hombre sólo hay que darle poder. Y la verdad, hay hombres y mujeres que no son válidos para el reciclaje, que no pueden reformarse sólo por llevarlas al lugar correspondiente, que sólo valen para quedarse en el fondo, muy lejos de nosotros, tan lejos que no pueden engañarnos, que no puedan manipularnos y llevarnos con ellos al vertenedro de donde nunca podremos salir. La realidad es que, al igual que la televisión, la radio,e l famoseo de poco monta y un sinfín de reales estupideces, la política está metida hasta el cuello de lleno en el contendor de la arrogancia de la soberbia de la corruptibilidad. Lo pésimo es que están jugand con nuestras vidas y con las vidas de personas que, a diferencia de nosotros, no han hecho nada para merecérselo. Debemos limpiar las calles de la basura política y sólo nosotros podemos hacerlo. Haremos lo que creamos más justo, nunca guiándonos por la repugnancia que rodea a este nuestro país y puntualmente a la política. Groucho Marx dijoq ue pararan el mundo que él se bajaba. Una buena idea para no tener que soportar más lo que se nos avecina. Para no tener que tragar más con esta sociedad que cada día hace que nuestras mentes sufran un proceso de regresión a la época neandertal demasiado estrepitoso y evidente.Lo único que nos queda paor hacer es levantar la cabeza y mirar en loq ue nos hemos convertido,r eflexionar sobre cada uno de nuestros actos ypensar en cómo nos hemos comportado. Reciclar, preocuparse pro esos árboles podridos que nos han gobernado y que nos gobiernan, luchar a voz en grito. Todas estas cosas son muuy bonitas, pero primero debemos reciclarnos nosotros para poder reciclar después a los demás. No sé si lo antes dicho habrá servido para algo, sólo espero que la opinión de un humilde escritor que ha impregnado en papel esatas palabras os haga pensar, y eso también es algo muy importante.

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