El León rural alberga más mujeres y de mayor edad que el resto de la comunidad

Las llamadas «mujeres rurales» de la provincia de León superan la edad media del conjunto de las castellanas y leonesas que viven en los pueblos. En concreto, según el censo de población del año 2001, las féminas del mundo rural alcanzan en León los 50,17 años, frente a los 49,30 de media de la comunidad autónoma. Además, el índice de feminidad, o porcentaje de mujeres sobre hombres en los pueblos de León, es mayor que en el resto (1,04 mujeres por cada hombre, frente a la tasa de 1,02 en el resto de la comunidad), siendo sólo superado por el de Salamanca (1,05). Junto a todo ello, la emigración de las mujeres rurales de León a otras zonas o incluso a otras provincias es menor que en otros territorios de la comunidad. De hecho, tan sólo un 49% de las personas que emigraron de León a otras regiones entre los años 1998 y 2002 eran mujeres, mientras que en el resto de Castilla y León el porcentaje supera el 50%. Por todo ello, los problemas que comparten las mujeres que viven en el medio rural se acrecentan en la provincia de León, lo que, según un informe a iniciativa propia que actualmente está elaborando el Consejo Económico y Social de Castilla y León (CES), requiere de soluciones urgentes. Entre las conclusiones de este informe figura el hecho de que Castilla y León es la comunidad autónoma con un mayor desarraigo de las llamadas «mujeres rurales», y sobre todo las más jóvenes, respecto al medio rural en el que viven. Así, según una encuesta realizada a nivel nacional por el Instituto de la Juventud, en la región del Duero, -que coincide con el territorio de Castila y León-, «el desarraigo femenino se dispara por encima del 50%», convirtiendo así a la comunidad en la única en la que esa actitud supera al deseo de permanencia en el medio rural. Frente a esa cifra, algo más del 41% de las mujeres jóvenes consultadas se quedaría, mientras que sólo un 37,5 de los hombres jóvenes abandonarían el pueblo. Intervención urgente Ante esa situación, el estudio encargado por el CES establece como imprescindible el desarrollo de una estrategia de intervención «que actúe lo más rápidamente posible sobre las estructuras económicas y sociales» que mueven a las «jóvenes rurales» a emigrar. Y es que la intervención de las administraciones debe ser urgente y eficaz, por cuanto la emigración femenina del medio rural no sólo supone una evidente pérdida de población, sino también económica ya que se da la circunstancia de que normalmente se marchan las féminas que tienen una mayor cualificación.