Una casa que empieza a construirse por el techo

Al pie de la palabra, transeúnte se resuelve como la persona que está de paso o temporalmente en un lugar; mientras que hogar se empareja entre otros sinónimos con domicilio. Y con dos conceptos tan sencillos, que en alguno de sus puntos parecen enfrentarse, lleva edificada en León desde 1986 la casa de acogida para los sin techo, un eufemismo bajo el que se han guarecido en el último año alrededor de 1.500 personas carentes de recursos, sin muchos más recursos que 21 camas y una dosis incalculable de trabajo desinteresado. La fórmula de funcionamiento la patenta la Orden de los Hermanos de San Juan de Dios, a quienes ayer prorrogó el Ayuntamiento de León el convenio para gestionar la instalación licenciado por la importancia de la labor social que realiza en seno de la sociedad leonesa. No varía ninguna de las cláusulas rubricadas en el inicio del proyecto de colaboración, salvo que serán los servicios municipales los que se ocupen de ahora en adelante de la vigilancia nocturna de la casa -que llevaban a cabo por cuenta propia los hermanos de la orden religiosa- y las funciones de apertura y cierre de las puertas para marcar el ritmo de desarrollo. El gesto se complementa con la aportación monetaria de 1.220 euros al mes, con los que se dará cumplido pago a una parte de los gastos que se derivan de las actuaciones. Entre estas labores, el hogar del transeúnte de León, situado en el barrio Húmedo, no se queda en el mero hecho de ser un lugar de acogida, sino que efectúa asesoramiento e información para que las personas que se encuentran en situación de marginalidad puedan encauzar su vida, a través de la reinserción social. El provincial de la Orden de San Juan de Dios en la zona norte, José María Bermejo, agradeció este gesto del consistorio y abogó por su pervivencia para que «no cese esta labor, muy necesaria para el colectivo de las personas sin techo», refrendada por el sello de una institución que «lleva más de 30 años en la provincia». De esta labor, quien más puede hablar es José Luis Alonso, responsable de la gestión del hogar del transeúnte en la capital leonesa, que aprobó las instalaciones como «suficientes para las necesidades que tiene León» y destacó «la brillante y admirable labor del equipo de 32 personas que conforman el voluntariado de la casa, tanto por su componente humano como por la permanencia, ya que muchos datan de 12 ó 14 años de antigüedad». El hermano de la Orden de San Juan Dios dejó también una sentencia para la reflexión, por encima de tipismo con los que clasificar la evolución de los sin techo: «Lo más común entre todos los que llegan a los hogares del transeúnte es la soledad».