Diario de León

Leonesistas y afrancesados

La conmemoración del primer levantamiento contra los franceses, ocurrido en León el 24 de abril de 1808, escenifica la división entre la UPL y el PAL de Rodríguez de Francisco

UPL colocó el ramo bajo la placa a los héroes del Corral de San Guisán

UPL colocó el ramo bajo la placa a los héroes del Corral de San Guisán

Publicado por
A. Caballero - león
León

Creado:

Actualizado:

«Leoneses, la patria está en peligro. Fuera los traidores». Y casi doscientos años después de aquel grito, que despertó a la ciudad antes que el correo en la mañana del año 1808 para alertar del peligro de la invasión napoleónica, León contempló una nueva escena del desencuentro entre las dos facciones que pretenden capitalizar el leonesismo: la oficial de la UPL y la capitaneada por José María Rodríguez de Francisco, bautizada como Partido Autonómico Leonés (PAL) y nacida de la escisión del núcleo originario, que se acusaron mutuamente de afrancesadas . En vez de réplica a la romería comunitaria de Villalar y reivindicación del primer alzamiento nacional contra los franceses -previo al 2 de mayo en Madrid-, los actos se convirtieron en un ejercicio de demostración del respaldo social de cada uno, convencidos de que a cabeza por voto: kilo de concejal o procurador autonómico en los comicios del 2007. En el Arco de la Cárcel -donde sigue sin reponerse la imagen de don Pelayo-, Rodríguez de Franisco se felicitó en la subida de la corona -no era de laurel- por la congregación con un enunciado similar al de la medalla del amor: «Somos más ayer, pero menos que mañana», declaró en un foro de alrededor de un centenar de personas, algunas de las cuales lucían el mono de la Concejalía de Jardines. El acto le sirvió para avanzar que el 7 de mayo -en coincidencia con la celebración de su 55 cumpleaños- presentará oficialmente el PAL, que ya ronda los «1.200 militantes», entre los que se cuenta «el 80% de la UPL», ya que «el resto representa la escoria moral». Metido en el papel guerrillero de la jornada, aprovechó para mandar un par de mensajes: «Vengo de Chiapas místico y con energía para enfrentarme a Polanco, Prisa, la SER, Zapatero y el PSOE nacional; en los que me jiño». Sin demostración escatológica, Joaquín Otero, secretario general de la UPL, evitó el enfrentamiento directo amparado en que su partido «es quien canaliza las aspiraciones del leonesismo», que «las jornadas celebradas durante la semana han reunido a cerca de 150 personas por acto» y que «los que han abandonado las siglas son un porcentaje intrascendente, puesto que se han incorporado cerca de 200 más». Menos de la mitad, con curiosos y vecinos, se arrejuntaron en el corral de San Guisán -300 metros más allá de sus antiguos compañeros-, donde el 7 de junio de 1810 fallecieron abatidos a tiros los últimos resistentes de la partida de 60 leoneses que intentó liberar a la ciudad de la guarnición francesa. Habían pasado un par de años desde el levantamiento capitaneado por Luis de Sosa. Ahora, casi dos siglos después, los nietos de ese paladín leonesista pelean por la herencia, con gran presencia de abogados. «¿Qué son, las Cabezadas?», preguntó un despistado. No hubo más debate. Ni acuerdo.

tracking