Diario de León

| Crónica | Un viaje de ida y vuelta |

Del avión a la calesa

La expedición política y empresarial leonesa tuvo tiempo de conocer al trote los principales rincones de la capital hispalense, hablar de promoción turística y degustar la gastronomía de la tierra

Lasarte, Cantalapiedra, Travesí, Pedro V. Sánchez y Santos Llamas

Lasarte, Cantalapiedra, Travesí, Pedro V. Sánchez y Santos Llamas

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A. G. Puente - sevilla
León

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El vuelo 270 unió ayer por vez primera en la historia las ciudades de León y Sevilla a través de una ruta aérea. Por vez primera, también, aparecía en el aeropuerto de la capital hispalense el nombre de León en sus paneles de llegadas y salidas. Llovía en La Virgen del Camino a las ocho de la mañana cuando el avión despegó y comenzó a llover también en la capital andaluza poco después de que el avión aterrizara a las 9.40, aunque las temperaturas nada tuvieron que ver: de los diez grados del norte a los casi 20 del sur por la mañana. El aguacero no desanimó a la expedición que debía llevar en su mente, más bien en su espíritu, eso de que «la lluvia en Sevilla es una pura maravilla». Un paseo en calesa alivió la adversidad metereológica ante la contemplación de decenas de árboles jacarandas en flor -con su característico color lavanda-, el recorrido por el parque de María Luisa, el paseo por la plaza de España, la vista del Guadalquivir y la Torre del Oro y otros rincones de la ciudad. Para el presidente de Lagun Air volver a Sevilla supuso una mezcla entre la añoranza y la melancolía. Santos Llamas recordó en el trote sus años de estudiante de aparejador en la capital hispalense, su profesor de dibujo, el mismísimo Alfonso Guerra, y las ferias de abril vividas. Mientras, el conductor de la calesa soltaba con desparpajo la habitual letanía de lugares y personajes conocidos, llegando a la conclusión de que Sevilla es cuna de grandes artistas, al tiempo que guiaba a su resignado caballo «Margarito». La expedición hizo tiempo -hasta la recepción en el Ayuntamiento- con la cata de algunas manzanillas y tapitas por Sierpes y aledaños. Ya en el consistorio, reunión con el área de Turismo y visita guiada al histórico edificio. Fuera, una protesta de los trabajadores de la grúa, no tan divertida como el «Full- Monty» de la semana pasada de los bomberos, pero animada con esa sorna del sur. A la comida se unió una representación municipal hispalense y miembros de la Casa de Castilla y León. El termómetro ya marcaba los 28 grados y la lluvia dejó paso a un sol radiante. El viaje de vuelta esperaba. Llegó a León a las 21.10 horas con sólo doce grados.

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