Cuando el cariño es terapéutico «El deseo de todos es que nos quedemos con ganas de volver»

Gijón, día 3 de agosto. Para evitar que el calor hiciese más difícil los cerca de 150 kilómetros que separan el puerto asturiano y León, el viaje comenzó por la mañana. Poco a poco, iban quedando atrás localidades, Avilés, Oviedo, Mieres, Pola de Lena... despedían a los viajeros en su trayecto hacia tierras leonesas. Ya estaba próxima la hora de comer cuando, por fin, los participantes del primer campamento para jóvenes con autismo llegaban al centro ecuestre El Caserío. Tras la comida, los quince chicos y chicas de la asociación Adansi, de edades comprendidas entre ocho y cuarenta y dos años, se relajaban en las instalaciones al aire libre que la Fundación Carriegos posee en Robledo de Torío. Unos se entretenían en el césped mientras que otros, sentados a la sombra, observaban el lugar con la mirada perdida. A buen seguro, ninguno ellos podía imaginar lo que les esperaba al día siguiente... Una particular cita con los caballos. Las instalaciones de El Caserío acogen, hasta el próximo día 13, el primer campamento para personas con autismo. Una iniciativa pionera en España y basada en la terapia ecuestre. Por las mañanas, los participantes trabajarán ejercicios de relación, comunicación o estímulo-respuesta mientras que, ya por la tarde, disfrutarán de juegos y actividades de tiempo libre. En total serán diez días en los que se pretende, tal como apuntan desde la Fundación Carriegos, «que lleguen a disfrutar de la relación con los caballos». El programa previsto incluye además varias visitas a distintos puntos de interés como La Candamia, el Parque de Bomberos, la Casa Museo de Valdehuesa, entre otros. El éxito que ha obtenido la aplicación de este tipo de terapia con personas afectadas por parálisis cerebral es uno de los motivos que ha llevado a la Fundación Carriegos a extenderlo a las personas con autismo. «Se trata de una primera toma de contacto pero estamos convencidos de que va a funcionar muy bien», señalaban desde la Fundación. El progreso será lento. Puede que el primer día tan sólo unos pocos sean capaces de acercarse a un animal tan grande. Muy pocos lograrán superar el miedo y montar a caballo pero su esfuerzo, aunque parezca pequeño, conseguirá un gran fruto. Los miembros de la asociación de autistas que participan en este campamento afrontan estos diez días con optimismo. «Lo primero que hay que tener claro es que, para las personas con autismo, cualquier cambio puede suponer un problema. Si bien no todos los causan», señala Juan Argel Fernández, coordinador de Adansi, que acompaña a los jóvenes en este novedoso viaje a través de la terapia ecuestre. «Durante los dos o tres primeros días, los chicos se centran reconocer un espacio y un entorno totalmente nuevas», apunta Fernández. La mayor parte de las personas que sufren autismo presentan un grado de deficiencia mental asociada en mayor o menor grado. «La hipoterapia puede mejorar ciertos síntomas asociados a este transtorno, como los niveles de rigidez o los problemas de comportamiento. No obstante, es complicado que esta mejora se generalice. En este sentido, una de las mayores dificultades es conseguir que disfruten de su tiempo de ocio, ya que su repertorio de intereses es muy limitado. Pero existe un método que no falla, mirar la expresión de su cara después de cada actividad». En total son nueve los monitores que han viajado a León y que se encargan de que los jóvenes estén atendidos en todo momento, con la ayuda del personal de El Caserío. Cada uno de ellos se ocupa de un máximo de dos chicos, tanto en la terapia matinal como en las actividades de tarde.