Qué bonito es el amor, si se hace

Luego dice la gente que la política tiene poco crédito. Estaba el Pleno iniciado y un señor que entró, miró al arco de la corporación municipal e hizo una reverencia como si estuviera el Santísimo delante, que ya quisiera para sí Piqué en sus mejores tiempos, mientras los concejales se debatían verbo en lengua para decidir sobre los aparcamientos de la plaza de la Inmaculada y Hospitales. «Al final traerán coches para llenar tanto sitio», sonreía un asistente. «Pues seguro que serán Modus, que los patrocina la Junta», le contestó su compañero. Había sido todo plácido hasta el momento, con la única discrepancia en el discurso de Cantalapiedra, que empezó con «cáspita» y terminó con «he dicho», después de los ataques de la socialista Evelia Fernández, quien recordó al concejal y al alcalde sus faltas a actos de promoción de Fitur. «Si me quiere llevar la agenda, eche el currículum y lo estudiaré», la invitó Amilivia, solazado en su sillón tras ver pasar el toro del aparcamiento de la plaza de la Inmaculada camino del patio de arrastre. Llovía fuera, pero en San Marcelo, que se cerrará por obras y obligará a que los plenos sean en la Diputación durante un tiempo, nada se escapaba de la previsión. «Hay que ser posibilistas», recomendó Rodríguez de Francisco cuando Chamorro pedía ayuda para pedir que se soterre más kilómetros el tren. «Estoy bajo presión psicológica», reconoció el portavoz de UPL, que agradeció las palabras de su ex líder. «San Valentín fue el día 14», ironizó el alcalde. «No se vayan a Alemania, que la suerte está en España», voceaba el ciego de Santo Domingo.