Diario de León

Subdirector general de Banco Sabadell y director de Bancaseguros

«El dinero no hace la felicidad, pero sin dinero no suele haber felicidad»

El experto analiza esta tarde en el Club de Prensa de Diario de León cómo prepararse para la jubilación, cuándo empezar y qué productos son más adecuados. Y sobre todo, cuánto cu

Ignacio Camí interviene en el Club de Prensa, desde las 19.00 horas

Ignacio Camí interviene en el Club de Prensa, desde las 19.00 horas

León

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«El problema no es que no entendamos el futuro, sino que aun cuando intuimos hacia dónde va preferimos hacernos el despistado». Con esta frase de José Luis Bueno resume Ignacio Camí el sentido de preparar económicamente la época de la jubilación. Es el tema de la conferencia que pronuncia esta tarde en el Club de Prensa de Diario de León, a partir de las 19.00 horas. Bajo el título Prepararse para la jubilación. Porqué, cómo, cuándo,... y cuánto , el subdirector general de Banco de Sabadell y director de BancaSeguros explicará las razones por las que considera necesario renunciar a parte del consumo ahora para garantizar una vida mejor cuando abandonemos la actividad laboral. -¿Por qué considera necesario prepararse para la jubilación, y en qué aspectos? -La jubilación tiene muchas vertientes, desde la lúdica hasta la necesidad de tener unos ingresos mínimos para disfrutarla. El dinero no hace la felicidad, pero sin dinero no hay felicidad casi nunca. Para llegar a un nivel de bienestar en la jubilación nos preguntamos qué hay que hacer, y cómo. Y sobre todo cuánto cuesta. -El por qué parece claro, con las voces de alarma sobre el futuro del sistema público de pensiones. -Creo que el sistema público va a responder, decir otra cosa sería una frivolidad. Responderá sobre sus obligaciones, pero cada uno tenemos que reflexionar sobre si eso es suficiente para nosotros. De hecho se están recortando las pensiones a base de liquidar las pensiones máximas. Hay que reflexionar sobre si con lo que va a quedar es suficiente, o hay que complementarlo. Pero no hay que pensar en sustituir el sistema público. -Hay países que tienen más cultura de la prevención en este tema y empiezan a prepararse muy pronto, pero en España ¿cuándo se está empezando y cuándo debería empezarse? --Debería empezarse cuanto antes, tener el doble de tiempo es aportar menos de la mitad, que dentro de la capitalización es muy importante. El esfuerzo que tiene que hacer un chaval o una persona joven es mucho menor que el que está más cerca de la jubilación. Y es así porque aunque no nos damos cuenta la jubilación es carísima. Una persona a los 65 años, para cobrar una reversión al cónyuge del 50%, por cada euro que quiera cobrar al año tiene que tener ahorrados 18. Cuantos antes mejor, pero nunca es tarde -¿La jubilación es cara porque el sistema es así, o porque tenemos un nivel de vida elevado? -En el segundo caso no entro, cada uno sabe lo que quiere. Pero en lo primero sí es carísimo. Primero porque la esperanza de vida de verdad se ha prolongado mucho. España es uno de los países del mundo donde la gente vive más tiempo. Vivir muchos años por un lado, por un lado; y tener los intereses muy bajos, que es muy bueno para la economía, implica que haya que tener mucho dinero para vivir de rentas. La bajada de los tipos a finales de los 90, muy buena para la economía, fue un ataque a la línea de flotación de las viudas, que era la clase más desprotegida. Antes con 60.000 euros tenías una renta que doblaba la pensión de la seguridad pensión. Hoy dan poca cosa. Vivimos más, en un país que tiene una de las economías más estables del mundo, pero esto no es una buena noticia para complementar con el ahorro privado las pensiones de jubilación. -Las propuestas sobre el retraso de la jubilación ¿pueden aliviar este problema? -Sin ninguna duda ayuda mucho al sistema, pero hay que estar dispuesto a aceptarlo. No sé usted, pero yo no. La jubilación a los 65 años se instauró cuando la esperanza de vida era hasta los 66, no superaba de ninguna manera los 70 años. Hoy una persona que ha cumplido 65 años tiene una esperanza de vida de hasta 85 si es mujer, y de 81 si es hombre. Hay tanta distancia como entre el nacimiento y la incorporación al trabajo. -Además va a analizar el tema de cuánto aportar. Esa es una de las cuestiones clave para que el producto elegido garantice la rentabilidad. -Voy a presentar en unos números lo que cuesta la jubilación, pero hay que ver cuántos años quedan para alcanzar ese nivel de ahorro. -También habrá que analizar qué producto de ahorro se escoge. -Desde luego, hay que ver desde los depósitos, que ahora están muy bien, hasta los fondos de inversión, fondos de pensiones, productos de planes de previsión asegurados,¿ Hay que comparar las ventajas e inconvenientes de cada uno de ellos. -Los cambios continuos de fiscalidad sobre estos productos ¿desconciertan a los inversores, que buscan rentabilidad inmediata además de ahorro para el futuro? -Es cierto, pero la repercusión es más mediática que real. Hay cambios, pero no son tan sustanciales, y en lo fundamental lógicamente cada vez se trate mejor el ahorro-jubilación. Además, al final lo que cuenta es que s tenga un dinero, renunciar al consumo actual para tener asegurado ese futuro. El resto es muy importante sin duda, pero no deja de ser complementario. Las personas que ahorran en planes de pensiones no lo hacen para ahorrarse impuestos, sino para ahorrar para la jubilación. Aunque está claro que se coge el producto que está mejor tratado fiscalmente. -Este tipo de productos buscará sobre todo la seguridad, pero ¿hasta cuánto se debe arriesgar, jugar con las posibilidades de los mercados financieros? -El joven debería arriesgarse más, a medio plazo los mercados de renta variable siempre dan más rentabilidad que los de renta fija. Pero también dan sustos, este mismo año al final acabaremos bien, pero hemos sufrido mucho. Una persona mayor no debe arriesgarse. -¿Cómo animaría a los ciudadanos a preparar su jubilación desde el punto de vista económico? -Si usted ya sabe cómo quiere vivir, piense cuánto necesita. Si quiero viajar y estar tranquilo, hay que hacer cuentas.

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