Sin noticias de la carretera, del acceso por León del que nunca más se supo

Las reivindicaciones que Babia ha lanzado en los últimos años sobre Pinos -y que culminan con el inicio de un proceso ante los tribunales con el objetivo de obtener la titularidad sobre las novecientas hectáreas ahora propiedad del ayuntamiento de Mieres- acumulan un sinfín de denuncias sobre gestión ambiental al margen de la ley. La relación se acompaña de demandas de actuación sobre estructuras similares a las de comienzos del siglo XX, como el camino que da acceso al puerto, que no llega pese a las promesas políticas. La respuesta al intento de Mieres de modificar el reglamento y las normas seculares que definen el uso del puerto no ha concluido. El camino de la infamia Ahí sigue el acceso desde la localidad de Pinos al alto del puerto, kilómetros de infamia con pasos incluidos sobre un riachuelo caudaloso, con la misma cara que tenía hace más de dos años. Una imagen poco recomendable para mostrar como reclamo para el visitante al que se le ofrece el espacio natural de Ubiña como reclamo. Hueseras Desprenderse de una res muerta en el alto de Pinos parece cosa complicada sin contravenir la ley de sanidad animal y la referente a la retirada de animales muertos. Sin embargo, en las simas del puerto, algunas próximas a humedales y manantiales, se acumulan huesos de animales que no fueron destruidos según marca la legislación. Paraje de libre construcción Otra de las diferencias en la aplicación de la norma que marca el límite del puerto se localiza en la permisividad para construir. Tanto, que en Babia se extrañan por no poder construir una cabaña donde le venga en gana al propietario de una finca, como observan cuando acceden al puerto.