Somos más severos juzgando a los propios jueces que a los ciudadanos

— Los casos mediáticos de la prensa nacional no han llegado a León, pero también dejan huella en la calle...

—Lo de la niña Mari Luz ha sido muy desgraciado para todos. Leyendo la prensa a veces uno tiene la sensación de que el autor del crimen fue el juez Tirado y es evidente que no fue así. Los jueces somos especialmente duros cuando tenemos que juzgar a jueces, aunque la sociedad a lo mejor no lo piense así, pero ahí está el ejemplo del juez Ferrín Calamita. Lo que pasa es que en el caso del juez Tirado, lo que se sanciona es una acción disciplinaria, no penal como en el de éste último. Los jueces no hacemos lo que nos da la gana, estamos sometidos a una responsabilidad disciplinaria, otra civil y otra penal. La del caso Tirado es una responsabilidad disciplinaria, por un retraso que también debió controlar el secretario judicial y el funcionario responsable de las ejecutorias. Lógicamente, la responsabilidad se le exige al juez, pero un retraso es una falta grave y en este caso no hubo reiteración. Es un tema de calificación jurídica, simplemente. Los jueces somos muy legalistas y estamos siempre pegados a la aplicación de la ley, por encima de las presiones sociales o mediáticas y los doce vocales coincidieron en la sanción.

—¿Qué opinión le merecen los primeros pasos que ha dado el nuevo Consejo General del Poder Judicial?

—Creo que todos estamos muy esperanzados. La situación de interinidad en la que estaba en anterior consejo no era buena para nadie. No se podían tomar decisiones esperando a que las grandes medidas las tomasen los que iban a venir después y estaba todo un poco parado. Creo que se ha hecho una buena composición y están generando buenas sensaciones.