Dos compañeros y, sin embargo, amigos

ANA Y ANTONIO me gustan. Hemos compartido sección durante casi seis años y puedo decir que son dos personas extraordinarias, por encima de cualquier elogio hacia su profesión. Hoy se premia el trabajo de dos grandes del arte periodístico. A ella por el atractivo análisis de una realidad tan penosa como es la fuga de jóvenes y a él por convertirse en una referencia mayúscula del oficio. Ana Gaitero y Antonio Núñez, pese a ser muy distintos, tienen en común su envidiable respeto por una profesión libre y sana, negativa a la autocensura y, desde luego, crítica con los despachos. Dos periodistas de raza que representan dos momentos generacionales diferentes a los que hoy une un merecido tributo a sus trabajos. Por partes.

Núñez es un buen tipo. Detrás de su tecla aguda, burlona y cáustica se esconde un corazón de oro fortalecido con madrugones de bicicleta y un hígado por el que han pasado 10.000 litros de whisky sin sufrir. Es lúcido como pocos en la profesión y sabe ser amigo como pocos en la vida. Pertenece a ese exclusivo club de personas que se permite decir todo lo que piensa, quizá porque también acepta lo que los demás dicen de él. Y si no le gusta, lo resuelve fumando una pipa o tomando un vino en Armunia, Oteruelo o Villacedré.

Ana es apasionada, concienzuda y luchadora. Toma el pulso a lo más cotidiano con la sensibilidad de quien se pone de tú a tú y no de tú a yo, porque eso significaría no escuchar y escuchar es una de sus virtudes. Sus reportajes, sus relatos, los testimonios que recoge siempre buscan el lado de la vida que se mira pero no se ve. Por eso su mirada, su perspectiva, es irreemplazable en un entorno plegado al trabajo en serie dirigido desde los gabinetes de prensa.

A.N. y A.G., iniciales a las que tantas veces han quedado reducidas las firmas periodísticas de Antonio Núñez Morán (La Bañeza, 1953) y de Ana Gaitero Alonso (Villaornate, 1965), merecen el premio que hoy se les otorga sólo porque en esto de las letras, como dijo un Nobel de Literatura, el que resiste gana.