Rubinat traslada al Común una queja del estado «lamentable» de los buses
Destaca que los autobuses con parada más cercana al CRE de minusválidos incumplen la normativa de accesibilidad en la mayoría de las ocasiones
El Procurador del Común, Javier Amoedo, recibe de manos del edil leonesista, Luis Herrero, la queja
El concejal leonesista del Ayuntamiento de San Andrés del Rabanedo, Luis Herrero Rubinat, trasladó ayer al Procurador del Común, Javier Amoedo el incumplimiento de la normativa sobre accesibilidad de los autobuses urbanos que recorren el municipio así como el funcionamiento del sistema de transporte público.
Rubinat, acompañado de la concejala de la UPL, Rocío Mateos, fueron recibidos por Javier Amoedo a quien expusieron el mal estado de los autobuses que recorren el municipio, «muchos de ellos viejos, impuntuales, ruidosos, molestos, no tienen o no funciona ni el aire acondicionado ni la calefacción y sufren constantes averías, sin contar con la falta de marquesinas y el precio elevado». Luis Herrero destacó el incumplimiento de la normativa de accesibilidad del transporte público en San Andrés, pues en ninguno de los vehículos «encontramos sistema de megafonía y sistemas luminosos que anuncien la llegada a la parada», aunque lo más grave son los tres escalones que hay que superar para acceder y bajar de los autobuses. «Tres escalones para subir, tres escalones para bajar, conforman una barrera absolutamente inaccesible para las personas con discapacidad física», resalta Rubinat. Estos vehículos habitualmente cubren, entre otras, las líneas de Pinilla, San Andrés-Villabalter y Hospitales-Universidad, además de otras líneas de diferentes municipios del alfoz.
Paradoja. En la queja presentada destaca la paradoja que supone el hecho de que la mayoría de los autobuses que tienen su parada más próxima al CRE incumplen la normativa de accesibilidad. «Una persona en silla de ruedas, procedente del CRE, que quiera asegurarse que el vehículo público tiene rampa de acceso, ha de tomar el autobús de Ferral del Bernesga, que pasa cada hora. Si toma la otra línea, la de Villabalter, con frecuencias cada veinte minutos, sabe que, en la mayoría de los casos, el vehículo no reúne condiciones de accesibilidad», por lo que, concluye Rubinat «no se entiende cómo después del esfuerzo que se ha realizado para poner en funcionamiento el centro, y del esfuerzo que supone mantener su actividad, algo tan básico como es el transporte urbano, prácticamente a las puertas del propio centro y ante la fachada misma de la casa consistorial, resulte inaccesible para las personas a las que está destinado».
El edil también señala que las barreras arquitectónicas de los autobuses no afectan únicamente a las personas que van en sillas de ruedas, sino también a las personas mayores o a los padres y madres que llevan el carrito de un bebé. Recordó, además, «que esta primavera a una madre se la cayó el cochecito del bebé cuando bajaba los peldaños del autobús».