Diario de León

Análisis | a. caballero

Los dos lados de la línea

El PSOE, cuyos mandatarios tienen una versión aquí y otra al cruzar Pajares, es el último apoyo que le queda al trazado

León ha salido a la calle para rechazar el proyecto.

León ha salido a la calle para rechazar el proyecto.

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No sólo pierde la sidra cuando cruza Pajares, sino también el discurso del PSOE. Sucede que lo que allí se vende como tranquilidad y se confía en «un acuerdo, porque en el proyecto de la Sama-Velilla «hay que conjugar los intereses medioambientales con los económicos y energéticos», aquí se convierte en «costes inasumibles» del trazado. Dos manifestaciones cruzadas con un mismo protagonista: el leonés José Antonio Alonso, portavoz del puño y la rosa en el Congreso: la primera, la pasada semana en un acto de la FSA; la segunda, en febrero del 2008, antes de las elecciones.

El desfase temporal y los matices podrían anular la asociacción. Ganas de tergiversar de la prensa, se puede pensar, puesto que Alonso no habló en Asturias de ningún trazado concreto. Pero el contexto lo puso el viernes el responsable de Planificación Energética del Ministerio de Industria, Francisco Macía Tomás, que reveló en Gijón que para el Gobierno -”en el que está Alonso-” «no hay alternativa; Sama-Velilla es la única; o se hace esa o no se hace ninguna».

Da igual que se hable de surcar el Bernesga -”como está escrito sobre el plano actual-”, el Torío, el Curueño, el Porma o el Esla. Lo que no varía es el discurso ciudadano. No hay más margen. Más allá, la línea prevista de Soto Ribera-Penagos evacuará la energía asturiana a Cantabria y la de Los Oscos a Galicia.

El problema es que la declaración de impacto ambiental está en el horno -”aunque los votos de IU y PP en Asturias obliguen a gratinarla-” y la posición real del Gobierno no ha variado. Antes de las elecciones del 2008, en febrero, el Consejo de Ministros publicitó que retiraba la línea del Plan Energético Nacional y Alonso se paseó en campaña como cabeza de cartel por León al Congreso con el eslogan de que se trabajaría para «buscar un itinerario alternativo que evite los daños medioambientales» -”algo así como afeitar un globo-”; pero en mayo de ese mismo año, con Rodríguez Zapatero arrellanado de nuevo en La Moncloa, el mismo órgano que había excluido la línea la metió en el Plan Energético Nacional. Entonces, los círculos socialistas volvieron a vender la entelequia del «trazado alternativo», a pesar de que el presidente de Red Eléctrica Española hablaba de que el trazado escogido era «imprescindible, irrenunciable y decisivo».

Argumentos en los que abundó Vicente Álvarez Areces, presidente del Principado y líder del PSOE en Asturias, quien lo voceó este verano en el atril de Rodiezmo, ante el silencio de los socialistas leoneses asistentes, al reclamar «amplitud de miras» para un proyecto que «beneficiará a todo el país y a Europa». Un muestra más de que, como no escondió el delegado del Gobierno en territorio asturiano, Antonio Trevín, Zapatero no dará marcha atrás.

Algo que sí ha hecho la Junta y el PP -”aunque todavía en septiembre Villanueva mostraba su apoyo a la línea-” como muestra de que las reivindicaciones de León -”plasmadas en 27.000 alegaciones al proyecto-” son una vez más parte del juego político. Ahora, es el PSOE quien puede enterrar el proyecto de paso de los cables por la montaña leonesa. Debe unificar su posición, a los dos lados de Pajares. No vaya a ser que la sidra la escancien en Asturias y el culín haya que ponerlo en León.

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