Diario de León

Reportaje | A. Domingo

Escenarios para la imaginación

El asturiano afincado en Villamediana Alfonso Martínez sitúa en la ciudad y en Palacios de la Valduerna la novela «Iñigo Aldai y la venganza del Regidor»

Alfonso Martínez ha conseguido sello editorial para la segunda parte de su trilogía.

Alfonso Martínez ha conseguido sello editorial para la segunda parte de su trilogía.

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La Bañeza del siglo XIII, con su importante mercado entorno al Monasterio de San Salvador, y Palacios de la Valduerna, donde Alfonso IX se encuentra reunido con sus nobles son el marco en el que se desarrolla la segunda novela de Alfonso Martínez. A Iñigo Aldai y la apuesta del Rey sigue ahora La venganza del Regidor, que traslada la acción de Cuéllar a La Bañeza, donde el vil gobernador planea cómo lograr la ruina del capitán vizcaíno Aldai, a quien acusa de su condena y destierro, punto en el que finaliza la primera parte de una trilogía que su autor considera más una novela recogida en tres volúmenes. «Un ejemplar de 800 a 900 páginas es difícil de manejar», explica el novelista.

Atraído por la Baja Edad Media, Martínez elige La Bañeza y su comarca como lugar en el que se desarrolla su novela histórica por tratarse de una zona «rica en historia y con monumentos de la época». Lugares «que puedo visitar y en los que toco las piedras y no me cuesta entonces imaginarme la historia, los personajes e incluso sus voces».

El proceso de documentación. El autor ha necesitado documentarse para que el fondo histórico que rodea su ficción sea fiel, aunque ha encontrado que la documentación sobre La Bañeza no es especialmente abundante hasta el siglo XV. «La Bañeza era una localidad importante en siglo XIII. Su mercado era punto de encuentro de gentes del Órbigo, Tierra de Campos, Zamora, León, pero la documentación que existe antes del XV es muy escasa». Aún así, las aventuras de Iñigo Aldai han dado satisfacciones en la búsqueda de documentos como «llenar el hueco sobre quién fue el obispo de Segovia entre 1211 y 1214. Finalmente, el archivero de la catedral dio con el acta de toma de posesión del obispo Giraldo, que ocupó el cargo entre 1211 y 1224, documento que explica un vació de tres años. Ese Giraldo era el Gerardo al que se hacía referencia en 1214».

Pero si los huecos no consiguen rellenarse es entonces cuando entra en juego «la imaginación del escritor». La trama juega con la histórica mala relación que existía entre las coronas de León y Castilla.

Además de Palacios de la Val d-™Ornia y La Bañeza, Martínez sitúa parte de la acción en Requejo de la Vega, un pueblo «que era importante, no tanto como La Bañeza, llamado entonces «Requeixo de Alarico, por el rey godo que lo fundó».

Pasión en los personajes. Al margen de las localizaciones, Martínez señala que en la novela «pones imaginación y sentimiento de tal viso que, sin quererlo, cada uno de los personajes representan partes de mí mismo, se reconocen los componentes del alma humana», tanto en sus facetas positivas -”la nobleza, por ejemplo-”, como en su parte oscura -”avaricia, venganza...-”. Tanto es así que «al margen de los personajes históricos, los que he creado coinciden con el comportamiento de personas que he conocido». Pasiones altas y bajas, «que hacen de la vida una delicia o un auténtico infierno, porque el alma humana es la madre que la parió», mueven la trama, al igual que en la vida real.

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