Diario de León

La familia no falla

Aunque residen más lejos del pozo que los familiares de los primeros encerrados y trabajan; mujeres, parejas e hijos tratan de acudir a la bocamina diariamente.

Los familiares de los encerrados conversan.

Los familiares de los encerrados conversan.

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m. j. alonso | ponferrada
Ponferrada

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Nadie contaba en el Bierzo con que la salida de los ocho mineros encerrados desde el 21 de mayo en el pozo de Santa Cruz del Sil se iba a suplir con la entrada de otro grupo de compañeros. Por eso, durante los primeros días de encierro de los cinco del relevo reina un cierto desconcierto y las visitas han mermado, siguiendo la tónica propia de las últimas jornadas de sus antecesores. Aún con ello y pese a que la distancia que separa los hogares de Eliseo Otero, José Antonio Páez, Luis Ángel Castañeda, Miguel Ángel González e Ivo Nitkov de la mina es mayor que la que tenían que recorrer los familiares y amigos de los primeros protagonistas, sus parientes no fallan y, pese al trabajo y con todas las dificultades, se esfuerzan por acudir diariamente a la bocamina para hacer notar el apoyo a quienes habitan a sus pies.

Ayer fue un día eminentemente familiar en la boca de la montaña de carbón. Mujeres, hijos, padres o hermanos visitaron a los —ahora— cinco de Santa Cruz. Ya cuando iniciaron su aventura, sus mujeres —todavía tímidas y abrumadas por la presencia de los medios de comunicación— avanzaron que ellas no podrían estar tanto en el pozo como las mujeres de Tivo, Segundo, Alfredo, Charrascas, Picholas, Víctor Manuel y José. Trabajan y viven, lo más cerca, en Ponferrada o Bembibre.

También pasaron ayer por el pozo alguno de los mineros participantes en la última Marcha Negra en defensa del carbón. Ellos han superado una prueba importante, pero aseguran que prefieren caminar 400 kilómetros que encerrarse en el agujero donde ahora viven sus compañeros. Para eso hay que estar hecho de una pasta especial. No todo el mundo aguanta la humedad, el aislamiento y la distancia con familiares y amigos. Ellos de momento lo están haciendo bien y no han pedido nada especial.

«Lo primero que hacemos cuando nos levantamos es barrer la galería. Después pasamos el tiempo hablando y es que además de compañeros todos somos buenos amigos. Estamos bien», aseguró José Antonio Páez.

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