Diario de León

Cinco leoneses, entre los mártires de la guerra que beatificarán en octubre

La ceremonia sube a los altares a 522 españoles y se celebrará en Tarragona.

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A. Domingo | Redacción
León

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La provincia tendrá un hueco en la Beatificación del Año de la Fe, que se celebra el 13 de octubre en Tarragona, con la inscripción del nombre de 522 españoles en el martirologio de la Iglesia Católica. Entre éstos se encuentran cinco leoneses: Tomás Cordero Cordero (natural de Robledino de la Valduerna), Segundo Pérez Arias (Armellada), Ezequiel Prieto Otero (Saludes de Castroponce), Alejo Pan López (Santibáñez de Vidriales) y Dionisio Domínguez Martínez (Villoria de Órbigo).

Los nuevos cinco mártires leoneses, nacidos todos en pueblos de la Diócesis de Astorga, suben a los altares tras haber dado la vida por la fe durante la Guerra Civil Española. La demarcación eclesiástica asturicense aporta a la ceremonia del 13 de octubre otros cuatro fieles, dos de su zona en la comarca orensana de Valdeorras —Eladio López Ramos (Laroco) y Ramona Cao Fernández (La Rúa de Valdeorras)— y otros tantos de la parte zamorana —Felipe Llamas Barrero (Ayoó de Vidriales) y Pablo Merillas Fernández (Alcubilla de Nogales)—. Los nuevos mártires de la diócesis de san Genadio tienen en común haber muerto fuera de ésta.

El primero en morir fue Tomás Cordero Cordero, clérigo profeso claretiano, un joven estudiante en el seminario claretiano de Zafra (Badajoz). Tenía 26 años.

Tras las elecciones de febrero de 1936, su congregación sufrió varios ataques, por lo que sus 47 miembros optaron por la hospitalidad que les ofrecieron en Cuenca. Es en esta ciudad donde les sorprende la sublevación militar del 18 de julio y, un día antes de la fecha prevista por el superior provincial para salir en busca de un refugio más seguro, un grupo de personas asaltó el caserón de los seminaristas y los recluyeron en éste. Finalmente, los clérigos obtuvieron salvo conductos para viajar a Madrid. 14 de ellos toman el tren de Madrid el 28 de julio, donde unos milicianos les exigen la documentación y, tras comprobar que se trataba de religiosos, les ordenan bajar del tren en Fernán Caballero, en cuya estación les fusilan.

Las represalias

Ildefonso de Armellada (Segundo Pérez Arias en la vida civil) y Eusebio de Saludes (Ezequiel Prieto Cordero), que vivían en el convento de Gijón) recibieron el martirio el 14 de agosto de 1936 en Jove (Asturias). Su muerte fue una reacción a los bombardeos sufridos por la ciudad asturiana ese mismo día. Tres camiones cargados de presos, entre los que se encontraban 12 clérigos, se trasladaron al cementerio de la citada localidad donde se consumó la matanza. Ildefonso de Armellada, de 62 años, había manifestado en varias ocasiones su deseo del martirio. Fue sacerdote diocesano antes de tomar el hábito capuchino y profesor del seminario seráfico de El Pardo. Por su parte, fray Eusebio de Saludes, de 51, sufría anemia y había trabajado como misionero en Cuba.

La muerte de Fray Ambrosio de Santibáñez (Alejo Pan López, de 48 años), capuchino en Santander, también se produjo como represalia por un bombardeo. despistado e ingenioso, misionero en Venezuela, buscó refugio en casas particulares para evitar su fusilamiento. Tras obtener la documentación de un difunto con la que desenvolverse, obtuvo también otra a su nombre. Su error fue no deshacerse de la primera. Fue detenido cuando en un registro no pudo explicar por qué disponía de ambos documentos. Pasó sus últimos días en el barco-prisión Alfonso Pérez, atendiendo espiritualmente a sus compañeros de cautiverio hasta el 27 de diciembre de 1936.

Por último, el hermano marista Domingo Ciriaco (Dionisio Domínguez Martínez), vivió el inicio de la guerra en Madrid, en el Colegio San José. Tras estallar el conflicto se refugió con unos familiares y fue dependiente de un puesto de verduras que estos regentaban en el mercado. Fue militarizado y destinado a Valencia. Cuando se dirigía a por el salvoconducto para el viaje un antiguo alumno le identificó y denunció. El 20 de abril de 1937, cuando tenía 26 años, fue ejecutado por ser hermano Marista.

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