Diario de León

LA CRISIS DE LA MINERÍA

El fin del ‘céntimo verde’ y una rebaja del 10% centran la nueva batalla del carbón

El desbloqueo del mecanismo abrirá la negociación de los precios para dar entrada al mineral autóctono en el mix de generación.

Los cuatro mineros encerrados en Bembibre, preparados para salir del Ayuntamiento.

Los cuatro mineros encerrados en Bembibre, preparados para salir del Ayuntamiento.

León

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Lo han advertido en las alegaciones tanto las empresas mineras como las administraciones: el problema no acaba con el compromiso de compra, la industria del carbón necesita para su supervivencia que el mineral se queme desde ya. Además, la orden ministeria  habla de cantidades (sea en las polémicas termias o en las demandadas toneladas), pero no de precios. Y en ese punto fue donde en buena medida encallaron los contratos entre eléctricas y mineras a principio de este año. La redacción definitiva de la orden, que previsiblemente iniciará mañana lunes su tramitación hasta ser publicada en el BOE, define el marco en el que los dos sectores tendrán que negociar condiciones. El camino empieza, de nuevo, ahora.

Todo el sector energético aboga por la exención del pago del ‘céntimo verde’ al carbón nacional para permitirle un margen de competitividad en el escenario de generación eléctrica. El Gobierno no ha entrado hasta ahora a abordar este tema. Pero a mayores las eléctricas demandan una rebaja en el precio al que compran el carbón autóctono de al menos el 10%, que las mineras consideran que les sitúa por debajo del umbral de la rentabilidad. Una ecuación de difícil resolución que ahora tiene que empezar a negociarse.

Porque la orden ministerial sobre el nuevo mecanismo no entra en el tema del precio, hasta el pasado diciembre fijado por ley para cada explotación. La negociación llega además en el peor momento: el desplome de los precios energéticos a nivel internacional pone aún más en evidencia las diferencias con los costes locales.

Desde los sindicatos se argumenta que las condiciones laborales y de seguridad de las minas locales distan mucho de la precariedad de las explotaciones de las que proviene el carbón de importación, y que ese es un factor (y un coste) a tener en cuenta. Las empresas mineras alegan que una rebaja en el precio que les pagan por su carbón hace inviables económicamente las explotaciones que mantienen (especialmente la minería de interior, verdadero caballo de batalla de esta contienda).

Las eléctricas, por su parte, se aferran a que desde el 1 de enero tienen que competir sin compensaciones en una bolsa de generación energética en la que se enfrentan a un nivel de producción de las renovables que ha sido alto, y ellas entran en la base del sistema; y otra serie de factores que les obligan a ser especialmente cuidadosas con sus costes. Insisten en que el operador del sistema, Red Eléctrica, no da entrada a las centrales (térmicas y de ciclo combinado) que mantiene como garantes del respaldo a la capacidad de producción eléctrica. Lo que les obliga a ser especialmente competitivas en precios.

Competencia nacional

Este escenario tampoco es uniforme para todo el carbón nacional. Algunos productores, como las empresas de Teruel, resultan más baratas para las térmicas. De media, el coste de la termia en Aragón es de 1,2 céntimos de euro, frente a los 1,47 céntimos de media en las explotaciones leonesas.

El caso es que la obligación de cantidad de carbón a comprar que se impone a las eléctricas para financiar su reconversión medioambiental hace que sean más exigentes en el precio al que están dispuestas a pagarlo.

A día de hoy el sistema de generación energética nacional tiene un exceso de capacidad que deja para las térmicas un hueco de generación muy pequeño. Y eso las obliga a ser más competitivas en precio, es decir, más baratas. Por eso reclaman el incentivo del céntimo verde, pero también presionan para rebajar el precio que pagan por el carbón nacional. Insisten en que deben competir en un mercado libre, pero con la carga de una fuente de generación más cara de lo que sus costes pueden asumir.

Por ejemplo, el precio medio del pool de generación el año pasado se situó en 47 euros por megavatio y hora. En algunas térmicas el coste de producción alcanzó los 55 euros por megavatio y hora. A mayores, sólo funcionaron a un 25% de su capacidad de generación. Si a esta realidad se suma que para intentar seguir funcionando en el futuro tienen que afrontar millonarias inversiones en desnitrificación, la rebaja de costes tiene que aparecer por varios frentes.

Con el Gobierno han negociado una subvención que finalmente rondará el 90% de la inversión de la adaptación medioambiental. Pero no quemarán carbón que no tenga un precio competitivo. Es una postura común de las eléctricas con térmicas en funcionamiento en la provincia.

Finalmente, las térmicas sólo prevén llevar a cabo las inversiones medioambientales que exige la UE con un horizonte de utilización de unos 20 años. Para ello, insisten, tienen que saber de qué tipo de carbón disponen, en qué cantidad y de qué calidad. No sólo ahora, sino para los próximos años. Y, por supuesto, también a qué precio lo tienen disponible. Las eléctricas con plantas de generación en la provincia coinciden en un punto: León tiene carbón suficiente para plantearse la inversión que haga posible mantener el negocio en el futuro. Pero las cuentas no salen con los precios actuales. Para ser competitivo, el carbón debería ponerse en térmica a menos de 1,4 céntimos la termia.

Se abre el siguiente capítulo del difícil futuro del carbón, y no será fácil cerrarlo con acuerdo.

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